Jason Statham, el calvo de la saga Transporter, y de otros títulos como El asesino, Los mercenarios o Asesinos de élite (los títulos lo dicen todo), es un portento físico que se maneja a las mil maravillas en el campo de la acción pura y más dura. Entre las habilidades que adornan su nutrido currículum tenemos la imprescindible capacidad de no morirse ni por equivocación, de liarse a refostios con el personal sin que se le abran las recientes heridas de bala, mantener conversaciones telefónicas coherentes de quince segundos en los casos de mayor elocuencia o el muy hollywoodiense recurso de convertir en arma mortal aquello que llegue a sus manos, ya sea un trozo de cristal, un biberón o un cleenex. En la cinta que nos atañe, el taquillero actor se introduce en la compleja personalidad de un neurocirujano que se encuentra a punto de descubrir la cura para…, ejem, ya hablando en serio, Statham pretende enganchar al respetable con una bestia parda (para qué estropear lo que funciona) que roba a los ricos y se rige por un estricto código. Pero las reglas del juego de este particular Robin Hood se van al garete con la traición de unos compañeros de robo, que no sólo se la juegan, sino que le pagan con un buen balazo para evitar falta de hierro en el organismo. Pero el protagonista resulta no estar muerto, y se va de parranda en busca de venganza y honor, que diría Russell Crowe. Por el camino se topa con una ambiciosa Jennifer Lopez, que interpreta con la acostumbrada credibilidad de un concejal de urbanismo a una improvisada compañera de aventuras. Desfilan por el no muy nutrido reparto también el televisivo Michael Chiklis o Nick Nolte, al que se le ve llamativamente envejecido.
Así las cosas, ya habrán llegado a la conclusión de que la producción que firma Taylor Hackford (ojo, estamos hablando del veterano director de Oficial y caballero, Pactar con el diablo, Prueba de vida o Ray, que no es poco bagaje) no se va a convertir en referencia ni siquiera en su propio género, y que la ligereza se convierte en fondo y forma, pero lo que sí podemos decir en su favor es que es una película honesta. El regustillo a proyecto de cuando no se moldeaba más de media cinta ante un ordenador (y no hablo de montaje) es de agradecer, no promete más de lo que da: la protagoniza Jason Statham porque se le da bien la acción sin pirotecnia, y ya que tenemos a Jennifer Lopez, pues la saca en ropa interior y nos coloca primeros planos de su trasero, faltaría más. Ah, y se me olvidaba que tanto artificio se condimenta con un ritmo razonablemente dicharachero que nos mantiene entretenidos, sin más, pero viendo lo visto últimamente quizá debamos ser benévolos con la criatura…
Dirección: Taylor Hackford. Duración: 118 min. Intérpretes: Jason Statham (Parker), Jennifer Lopez (Leslie), Nick Nolte (Hurley), Michael Chiklis (Melander), Clifton Collins Jr. (Ross), Wendell Pierce (Carlson), Micah Hauptman (Hardwicke), Emma Booth (Claire), Patti Lupone (Ascensión). Guion: John J. McLaughlin; basado en la novela “Flashfire”, de Donald E. Westlake. Producción: Les Alexander, Steve Chasman, Taylor Hackford y Sidney Kimmel. Música: David Buckley. Fotografía: J. Michael Muro. Diseño de producción: Missy Stewart. Vestuario: Melissa Bruning.