Parque de Atracciones (Ernie Records, 2015) es una llamada de atención, un grito a la cordura desde el sinsentido de quien es capaz de emocionarse hasta perder la cabeza. El segundo larga duración de Pasajero es una sucesión de avisos expresados con rabia, ruegos cantados desde la indiferencia y miedos cargados de valor. Verbalizan cómo uno mismo, más que relacionarse con su entorno, escapa de él para poder quedarse; y lo hacen a través de un álbum que aunque consta de doce temas constituye una unidad.
Grabado por Luca Petricca en los Estudios Reno, Parque de Atracciones ha sido producido por Pasajero y Manuel Cabezalí, mezclado por Karim Bulkhalter y masterizado por Ángel Luján. La consecuencia directa es la amplitud del sonido que convierte las nuevas canciones en píldoras consistentes de una misma personalidad, pero con la suficiente autonomía como para hacer de este elepé un juego de subidas y bajadas.
“Parque de atracciones” es el encargado de hacer los honores. Inicio instrumental que nos introduce a cada segundo en la atmósfera propia de Pasajero; en su oscuridad brillante en la que el ruido pierde su connotación negativa. Acompañan en ese sentido “El Arquitecto”, “Gente subterránea” o “Las llaves invisibles”, que junto al single “Intocables” - para el que Pasajero contó con una veintena de voces en la grabación - son un ejercicio de fuerza y empuje que piden a gritos ser escuchados en directo para convertirse en himnos.
Esta energía ya estaba en Radiografías (Ernie Records, 2013), pero ahora se ha transformado y ha encontrado su verdadera forma de ser. El nuevo rumbo de Pasajero trata de progresiones, matices y transiciones; de dinámica y urgencia. Con estructuras singulares que ya forman parte de la propia esencia de la banda, en la que además los textos son los que aguantan el peso y guían las composiciones. “Detector de latidos” y “Hoja en blanco” son frase a frase prueba de ello.
En “Protégelo” la premura de la guitarra y batería de Eduardo Martín y Josechu Gómez respectivamente funcionan como apertura al camino que la voz de Daniel Arias, junto a Edu R. Paynter a los sintes, se encargan de definir. Ocurre con Pasajero en este nuevo trabajo lo mismo que con sus canciones; siendo cuatro funcionan a una, pero a la vez cada instrumento consta de su espacio y goza de protagonismo. Se entienden las partes y se siente el todo.
Piezas como “Precipicio” o “Yo tampoco” muestran la vertiente más íntima y reposada de la banda, y su capacidad de encontrar sonidos genuinos con los que expresar cada sentimiento y ocupar los espacios vacíos. “Las 4000 islas” es el factor sorpresa llevado a música, canción épica de ritmo frenético que antecede al tema con el que Pasajero cierran este Parque de Atracciones, “Respira”, que termina con un sonido de desconexión intermitente que hace de este un disco con final abierto. Wilma Lorenzo