Esta vez la ruta elegida iba a ser un poco más exigente pero no demasiado, que la anterior. Ascedemos a la cima del Pico Cascayon de 1949 metros, para luego descender a Lago Ubales y acabar por el desfiladero de Los Arrudos hasta llegar al pueblo de Callao.
¿Qué hay mejor para empezar una jornada llena de vitalidad, que nos ayude a conseguir nuestro objetivo?, pues un buen desayuno equilibrado como el que nos volvieron a poner en el hotel, compuesto por café, leche, tostaditas con acetie, mermelada, mantequilla, según el gusto de cada cual, bollería, y un fresquito zumito. Llenos de energía, y con las mochilas listas nos subimos al autobús que nos acercaría hasta el puerto de San Isidro, desde donde iniciamos la ruta hacia el Pico de Cascayon (1.949 metros).
Minutos después de descender del autobús, comenzamos nuestra nueva travesía, unos hacia Pico Cascayon y otros hacia Pico Torres (2.100 metros).
Paso a paso, vamos atravesando arroyos por donde corre el agua procedente del deshielo, ascendemos cómodas lomas, atravesamos collados, verdes praderas, pisamos restos de algún pequeño nevero, acompañados en todo momento de maravillosas vistas, donde por un tiempo conviven el renacer de la primavera y el final del invierno, brindándonos un hermoso contraste, entre el verdor de las praderas, los tonos grises de la rocas de las montañas, y la blanca nieve de los restos de pequeños neveros.
Sin apenas darnos cuenta, nos encontramos en la base del Pico Cascayon. Antes de acometer, quizás la parte con mayor pendiente de la ruta, hacemos una pequeñisima parada. Puestos en marcha y pasito a pasito vamos superando el desnivel, y como si nada nos encontramos en la cima, donde el esfuerzo realizado para llegar, no es comparable con la recompensa que nos esperaba en la cima del Pico Cascayon (1.949 metros)
Después de unos minutos disfrutando de las vistas tan fantátiscas que nos rodeaban, desde donde se ve la silueta de los Picos de Europa y el mítico Naranjo de Bulnes, emprendimos el descenso hacia nuestra siguiente parada al Lago Ubales
Lago Ubales
El Lago Ubales, es un lago glaciar, situado a unos 1.690 metros de altitud, en la ladera norte del Pico Cascayon. Esta represado por una morrena de boca de circo (aquellos materiales que transporta el hielo de un glaciar, y que, mas tarde deposita en la zona de ablación o en su fondo).
Tras un tranquilo descenso, llegamos al Lago Ubales, en el que permanecimos durante un tiempo para tomar fuerzas. Bajo un sol radiante, daba la impresión de estar en otro lugar que no eran las montañas. Unos se daban protector solar para no quemarse, otros se tumbaban recibiendo los rayos del sol "vuelta y vuelta" dando la impresión de estar en una piscina.
Ya recuperadas las fuerzas, emprendemos la marcha hacia los arrudos. A pocos metros del lago, nos encontramos con una "sorpresita", a modo de subida hasta alcanzar el collado Ubales (1695 metros), collado situado entre el Cascayon al sur y la Sierra Cotergueru al norte. Desde aquí iniciamos el descenso hasta alcanzar la Majada de Los Moyones (1540 metros), donde encontramos una serie de cabañas, de las cuales sobresale una por su buen estado. También aprovechamos para llenar las botellas del agua fresca y cristalina procedente de un arroyo. Continuamos bajando hasta llegar a la majada (lugar en medio del campo o montaña que sirve como refugio del pastor y de su ganado durante la época de pastoreo) de Llede (1400 metros), donde nos encontramos con una serie de cabañas en estado ruinoso.
majada de Llede
Hemos de cruzar el arroyo Roxecu para alcanzar la otra vera, y llegando a la majada de Roxecu, donde podemos contemplar lo coloridas que estan sus praderas.
Dejamos atras los pastos, continuando el sendero que nos lleva por la majada del Acebal y Les Llonges, adentrándonos en el bosque de hayas de Los Arrebellaos. Cruzamos el puente de La Cerezal, unos metros mas adelante nos topamos con el manantial de La Fontona, de donde se recoge desde los años 30, el agua en tuberías para abastecer a la ciudad de Gijón. El hayedo acaba dejándonos en el prado El Collaín, donde el paisaje se convierte en un abrupto desfiladero de paredes verticales comenzando así las estrechezes de las foz.
Cruzamos el puente de la Calabaza de Arriba, descendemos por una hilera de escalones esculpidos en la roca abandonando la parte más agreste del desfiladero alcanzando el fondo de la foz, dando paso al umbral del cañón de los Arrudos, desde donde podremos disfrutar de bonitas pozas y saltos de agua.
Tras pasar algún que otro puente llegamos a un área recreativa, desde aquí seguiremos por la carretera durante unos metros hasta llegar al final de la ruta en el pueblo de Caleao.