Revista Mundo animal
Parque Jurásico, de 1993, fue más que un simple espectáculo de acción y aventuras; fue una buena película de ciencia ficción (basada en un mejor libro ciencia ficción). Concretamente, pertenece o roza la frontera de la ciencia ficción dura, subgénero caracterizado por el rigor y en el que los elementos científicos se ajustan al máximo a los conocimientos de la época. Precisamente por eso son perfectamente analizables y criticables las “licencias”, exageraciones o errores científicos de la película, algo que no tendría tanto sentido si se ubicara en el género fantástico. De todas formas, creo que en general la película destacó por su respeto (aunque no total) a la ciencia del momento.
Más importante aún: fue una película excepcionalmente divulgativa. Y no me refiero a la parte en la que se explican conceptos de ingeniería genética. Parque Jurásico fue la obra que más ayudó a comprender y a difundir una revolución científica que se había producido en la propia paleontología y que el público apenas conocía: la llamada dinosaur renaissance.
El Renacimiento de los dinosaurios fue un cúmulo de descubrimientos e hipótesis que cambiaron casi totalmente la forma de entender a los animales extintos más famosos. Como consecuencia de este progreso científico, los dinosaurios ya no debían mostrarse como lagartos agigantados de conducta simplona, sino como animales mucho más interesantes y complejos, únicos en muchos aspectos, similares a mamíferos y aves en otros.
Jurassic Park tuvo un enorme éxito y produjo dos secuelas de peor calidad, la última de ellas en 2001. En junio del año que viene se estrenará la cuarta película de la "saga", Jurassic World. Y ya se ha revelado lo suficiente como para llevarnos por anticipado una gran decepción.
¿Por qué? Porque han pasado 22 años, y durante este tiempo se ha producido otro enorme conjunto de avances en el conocimiento de los dinosaurios, otra revolución científica con ellos como protagonistas. En 1996 salió a la luz el primer dinosaurio con restos fosilizados de protoplumas. Los métodos de análisis filogenético y la gran cantidad de nuevas especies descubiertas, muchas de ellas “emplumadas”, han establecido más allá de cualquier duda razonable que las aves (todas, en conjunto) descienden de dinosaurios y que son “primas hermanas” de los raptores (dromeosáuridos). No solo los “raptores” y otros grupos similares, también los ornitomimosaurios, tiranosauroides, megalosauroides, e incluso muchos dinosaurios ornitisquios pudieron estar cubiertos con un abrigo de filamentos de diferente complejidad, desde simples “pelos” hasta plumas idénticas a las de las aves actuales.
Incubating Gallimimus bullatus by jconway on deviantART
Y, según parece, nada de esto se va a reflejar en Jurassic World. Los responsables han decidido ignorar todos estos años de progreso científico y mantenerse “fieles” a la estética previa, con sus velocirraptores-lagarto y sus Gallimimus corriendo como avestruces desplumados. Han preferido la opción anticientífica, cobarde, obsoleta y viejuna, cuando tenían la oportunidad de crear otra película memorable, eficazmente divulgativa y que trasladara de un plumazo (je, je) la nueva revolución científica a las masas espectadoras.