Si preguntas a un gijones donde puedes ir a comer unas buenas costillas a la parrilla, te podrá decir muchos sitios, pero seguramente una gran mayoría de ellos te nombren una sidrería llamada Muño. Yo personalmente recuerdo este sitio como uno de los sitios a los que fui por primera vez a cenar con mis amigos, bien en su local del Coto, o en el que tuvieron en la Guía, desaparecido hace años. Actualmente además de poder ir al clásico de la calle Feijoo también podéis disfrutar de su cocina en el nuevo local que ha abierto en la avenida Juan Carlos Primero, junto a los locales de Calor y Café. Como ya mencioné la parrilla es su seña característica y sin duda su punto fuerte, aunque tienen una carta muy de sidrería, con ensaladas, picoteo, sartenes, etc…
En nuestra última visita pedimos ensalada de pollo, la cual no pudo dejar de recordarme a la conocida ensalada de pollo del Gepetto de Gijón. Mismos ingredientes, aunque la salsa no era idéntica, tenia un poco especial y diferenciador, muy rica, pero para mi gusto habría que escurrir un poco más la lechuga, ya que lo último de la ensalada al mezclarse con el agua recudida, hacia que perdiera sabor. No obstante rica y abundante. Para continuar pedimos las ya conocidas costillas, muy ricas como siempre y my tiernas y jugosas, unas patatas cuatro salsas, donde a las conocidas, cabrales, ali oli y bravas, se les une una de setas. En este punto poco hay que decir, la de cabrales bien y las otras dos clásicas, pues como en cualquier sitio. En cuanto a la tercera a mi no me sabia a nada, más que a nata, muy floja, aunque la intención no era mala. Seguimos con pollo a la parrilla y con matachana, ambos muy bien en línea con todo lo que hay de parrilla. He de decir que sobró comida para que hubiéramos sido 10 personas. Llegó el momento del postre, momento que últimamente temo siempre que ceno por Gijón. Éramos varios los que teníamos hueco para algo dulce y pedimos un variado de frixuelos. Rellenos de arroz con leche, crema pastelera, cabello de ángel, nata y almendra. En una escala de 1 al 10 el de arroz con leche que venia requemao por encima un 8, el de nata un 4, el de crema un 3, el de cabello un 1 y el de almendra un 0. Muy flojos, los frixuelos sosos y los rellenos dejaban que desear, sobretodo el de almendra que menos a almendra sabia a cualquier fruto seco que podáis imaginar y estaba muy seco. Una pena. Todo esto regado con sangría de sidra abundante, agua, chupitos y cafés, por el módico precio de 17,50 € por barba propina incluida. Atención buena y servicio rápido. Tiene una pequeña terraza que en la zona debe de ser de las pocas.Ya sabéis, podéis disfrutar de unas buenas costillas en un histórico de la hostelería de Gijón. Desde aquí tres lametones.
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