Revista Cultura y Ocio

Partidario Del Desierto – Parade

Publicado el 18 noviembre 2021 por Srhelvetica

Recién terminado «Thalassa. Memorias de una Almería insólita«, el libro del diplomático y aventurero (así se le suele definir cada vez que se le reseña) Rafael Lorente, escrito a lo largo de los muchos años vividos por el también escritor y poeta en el levante almeriense y publicado de forma póstuma en 1994, cuatro años después del fallecimiento de su autor.

Sentimientos encontrados al respecto: de una parte me desborda la conexión emocional con todos esos topónimos tan cercanos a mi propio periplo existencial, y me resulta inevitable disfrutar con la descripción de todas esas calas, pueblos, parajes (antes de que el desarrollismo turístico los hubiera alterado para siempre) en los que me gusta desaparecer una vez al año; de otra me ha resultado muy difícil, por no decir imposible, empatizar con un narrador de indudable peso en la posterior apreciación del Cabo de Gata, pero cuya visión por momentos romantizada del lugar choca con una actitud colonizadora que hoy diríamos rayana en lo grosero.

Para más inri, el desembarco de Lorente en aquellos villorrios -entonces miserables- se tiñe de machismo casposo, y hay un cierto exhibicionismo en las páginas del libro de sus numerosas aventuras amorosas (en eso voy a dar la razón a los biógrafos que lo tildan de aventurero), que es sin duda hijo de su tiempo, pero que cincuenta años después resulta bastante indigesto. Lorente muestra sus apetencias tanto por parcelas como por hembras en un paralelismo incómodo, y no duda en mostrarse como una persona necesitada de satisfacerlas pasando con su espíritu progresista por encima de convenciones morales, costumbres locales, tetas y catetos. De acuerdo que la España de entonces era mojigata, y en muchos lares subdesarrollada, pero choca ese retrato que el autor hace de si mismo -no duda en reivindicar su protagonismo en la divulgación internacional y denuncia de los célebres sucesos de Palomares, como hombre comprometido, íntimo amigo de Tierno Galván, con las ideas de izquierda- con una actitud de señorito de Madrid (precisamente a los que más dice detestar) que a golpe de talonario y caderazo va extendiendo sus dominios sobre territorios vírgenes y cuerpos (por lo que él mismo cuenta), no tanto.

Se agradece, eso sí, la frescura y falta de pretensiones historicistas -sentido del humor, eso sí que no le faltaba- que desprenden esas páginas generosas en anécdotas, y el colorista retrato de una singularísima colección de personajes dispuestos a hacer lo que haga falta por no quedarse sin su parte del pastel, casi tan apasionantes como las rápidas pinceladas de Lorente acerca todas esas ramblas, playas y calas que reverberaban bajo el sol implacable, y aún hoy siguen haciéndolo. A veces le sale una vena poética un poco desaforada, como cuando cierra su narración con un rimbombante:

«Alborecía sobre el mar y en mi derredor todo era bello e intenso: el mar, la luz difusa, el tempranero canto de los mirlos, el murmullo apagado del oleaje. Me desnudé alborozado y ofrecí mi ser al Universo y me dejé impregnar por su vorágine. Avancé un poco más, la Naturaleza vibraba sobre mí y me sentí inmerso, en el eterno femenino de Thalassa»

pero también hay que decir que a lo largo de trescientas y pico páginas el autor abunda en anécdotas de lo más escatológicas (en la costa almeriense de los 60 no es que no hubiera urbanizaciones o buenas carreteras, es que los retretes eran todo un signo de distinción), en una narración ágil y ciertamente entretenida, quizás un tanto deslavazada pero que finalmente deja un poso agradecido.

Termino esta entrada con la reivindicación -muy ad hoc– que hacía Parade en esta preciosísima «Partidario Del Desierto» que nunca me cansaré de escuchar, y que siempre me trae a la mente ese rincón de luz y salitre que enamoró a Rafael Lorente y muchos otros, y que -son sólo unos días al año pero la espera vale la pena- a mí también me hace tan rotundamente feliz:

«Y ahora quieren terraformar
dejarlo todo verde
pueden tener razón, pero yo
soy partidario del desierto
partidario, yo
de dejarlo como está
«

Publicado en: Canciones EscondidasEtiquetado: 2011, Jabalina, Materia Oscura, Parade, PopEnlace permanente1 comentario

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