Revista Maternidad

Parto velado: nacimiento de bebés con el saco amniótico intacto

Por Bebemon

El nacimiento de un bebé con el saco amniótico intacto, sin romper, es extremadamente raro pero ocurre en uno de cada 80.000 partos. Más extraño es fotografiar el momento, pues el protocolo médico exige pinzar inmediatamente el cordón umbilical.

En estos partos, la embarazada no llega a “romper aguas” y el bebé permanece fuera del vientre materno durante escasos segundos rodeado por la burbuja de su “bolsa de aguas”.

Por eso nos han sorprendido estas dos imágenes, la primera publicada el 24 de febrero de 2013 y la segunda en julio de 2012. Este tipo de nacimientos se llama parto velado y te explicamos a continuación sus características.

Parto velado: nacimiento de bebés con el saco amniótico intacto

Parto velado: nacimiento de bebés con el saco amniótico intacto

El parto velado puede darse en una cesárea o durante un parto natural. Muchos profesionales de la obstetricia han presenciado estos partos una o dos veces en su vida y todos coinciden en afirmar que se trata de algo muy emocionante, en el que es posible ver al bebé tal como se encontraba hace escasos momentos en el vientre de la madre.

Porque el saco amniótico es la bolsa de dos membranas que contiene el feto y el líquido amniótico. Se desarrolla casi desde el inicio de la gestación y proporciona un espacio fluido que amortigua al feto de movimientos súbitos y le permite moverse dentro del útero. Como membrana de protección, impide que puedan llegar infecciones al feto desde el canal del parto. Además, el líquido contiene sustancias que ayudan a la correcta formación del bebé, como son las proteínas, lípidos, carbohidratos y electrolitos. En la última fase del embarazo está compuesto principalmente por orina fetal y poco antes del parto puede contener una media 600 ml de líquido.

La extracción de líquido amniótico para su análisis médico se llama amniocentesis y permite conocer el sexo y el estado de salud del feto. Este líquido es utilizado también, tras el parto, para la obtención de células madre.

El saco amniótico también se conoce como “bolsa de aguas” y la expresión “romper aguas” ilustra claramente la rotura del saco, sin dolor para la madre, durante la dilatación, antes de las contracciones o justo al comenzar estas. El líquido amniótico puede bajar lentamente o de golpe. Es el aviso para acudir al hospital. Si las aguas son claras, la futura madre tiene aún tiempo para ducharse; si son manchadas, el parto está muy cercano.

En ocasiones, el saco amniótico no se rompe aunque la madre esté a punto de dar a luz y la dilatación sea la adecuada. Es entonces cuando la matrona debe romper el saco, posibilitando el acompañar la cabeza y el cuerpo del bebé en su salida del útero. Pero el bebé podría nacer con la bolsa de aguas intacta y con ello sería completa la inmunización contra los microorganismos presentes en el canal del parto (que no son preocupantes en una sociedad avanzada y con excelentes hospitales, como la nuestra, pero sí lo eran en la antigüedad). Es entonces cuando se llama parto velado.

En principio, el parto velado no supone complicaciones para la madre ni para el bebé, pero la comadrona debe romper el saco con presteza para normalizar la situación.

En este vídeo de un parto en piscina se puede ver el nacimiento de un bebé dentro de su saco amniótico.

 


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