Revista Cultura y Ocio

Pasar la censura con la verdad por delante

Publicado el 27 septiembre 2013 por Desequilibros
El dramaturgo español Alejandro Casona sufrió el exilio tras la Guerra Civil. Como sucedía con todos los autores exiliados, sus obras estaban prohibidas y sus nombres, olvidados.
Sin embargo, los empresarios teatrales se las ingeniaron para poder estrenar sus obras en España sorteando a la censura. ¿Cómo? Con la verdad por delante y un poco de ingenio.
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Hubo unos años en los que en España había que aguzar mucho el ingenio para poder pasar la censura del régimen, impuesta sistemáticamente a todo aquello que sonara, siquiera lejanamente, a inmoral, crítico, alejado del ideario impuesto, o simplemente, porque no eran del gusto del censor de turno.
Hay que señalar que los censores solían ser personajes con poco o nulo conocimiento de las parcelas que les tocaba "retocar" y "adaptar"; en su exceso de celo, pensando únicamente en agradar a sus jefes, siempre fueron "más papistas que el papa", llegando casi siempre a situaciones absurdas y ridículas.
Un ejemplo es lo que le sucedió a La saga/fuga de JB de Torrente Ballester; autores como Cela, Marsé o los Goytisolo sufrieron la censura; y cualquier autor exiliado veía sus obras prohidas y su publicación o estreno teatral y cinematográfico, imposible (investiguen sobre el caso de "Viridiana" de Buñuel).
Un ejemplo más: la película "Senderos de gloria" de Stanley Kubrick, filmada en 1957, no se estrenó en España hasta… ¡1988! O el caso de la película Mogambo, que provoca sonrojo por lo patético.
Si alguna ventaja obtuvimos de esa oscura época fue que los creadores, editores y empresarios, se dedicaran estos a la literatura, al teatro o al cine, se las compusieron, a base de ingenio, para sortear la tijera y conseguir sacar sus obras adelante, dejando así aún más en evidencia a ese rancio y vetusto sistema de adoctronamiento.
Pasar la censura con la verdad por delante Esto es lo que sucedió con Alejandro Casona.
Perteneciente a esa "otra" Generación del 27 -la del treatro, junto a Miguel Mihura, Muñoz Seca o Jardiel Poncela-, tuvo, como tantos otros, que exiliarse tras la Guerra Civil, a pesar de ser uno de los autores de mayor éxito de los años preguerra; o precisamente por eso, al considerársele uno de los estandartes culturales de la República.
Pasó por varios países antes de recalar en Argentina, país en el recibió numerosas distinciones y en el que consiguió un notable éxito, hasta su vuelta a España en 1962, donde murió en 1965.
En esos años de exilio en América escribió, publicó y estrenó la mayoría de sus mejores obras. Y su difusión llegó a Europa y el resto del mundo. Así, consiguió reconocimiento en todas partes menos en su país.
Siempre se le acusó de desarrollar un teatro de evasión y aburguesado, alejado del compromiso social "exigible" a los autores del exilio. Sin embargo, tras su regreso a España, que generó una enorme controversia,
 "Casona fue víctima clara del exilio: por un lado, se desvinculó de su ambiente natal. Por otro, su vuelta produjo efectos contradictorios, a los que él era totalmente ajeno: el gran público lo recibió con entusiasmo y lo convirtió, durante tres años, en su autor favorito. A la vez, la crítica joven y comprometida, lo juzgaba con mucha dureza, por anacrónico. En realidad, él no había cambiado: seguía haciendo el mismo tipo de teatro. El problema consistía en que no había llegado, en su momento, a su destinatario lógico".
VV.AA., Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, Edición de Ricardo Gullón, Madrid, Alianza, 1993, vol. I, pág. 302.

gozó del éxito robado en el pasado y sus obras se representaron con profusión por todo el país.
Sin embargo, durante sus años de exilio, sus obras sí se estrenaban en España. ¿Cómo?
Los empresarios teatrales acompañanan al título de la obra el verdadero nombre del autor: Alejandro Rodríguez Álvarez, y así sorteaban a los cretinos de los censores.
Y es que siempre se ha dicho que hay que ir con la verdad por delante.
Lo de Casona era un homenaje a su tierra; era asturiano.
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Bibliografía:
Pasar la censura firmando como Rodríguez.
Las increibles historias de la censura.
• Monográfico de Alejandro Casona.

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