«Al contemplar aquello que no poseemos, es fácil que surja en nosotros la idea: «¡Ah, si esto fuera mío!», que nos haga conscientes de nuestra carencia. En vez de ello, deberíamos preguntamos frecuentemente: «Y ¿qué tal si esto no fuera mío?»; me refiero a que cada cierto tiempo deberíamos esforzarnos en pensar en aquello que poseemos como si ya lo hubiéramos perdido; y hablo de cualquier cosa: bienes, salud, amigos, amante, esposa, hijo, caballo y perro; pues casi siempre sólo la pérdida nos muestra el valor de las cosas. Pero si las contemplamos como nos lo sugiere la regla aquí propuesta, su posesión nos alegrará directamente mucho más que antes, y en segundo lugar haremos todo lo posible para evitar su pérdida, es decir, no arriesgaremos nuestro patrimonio, no irritaremos a nuestros amigos, no pondremos a prueba la fidelidad de nuestra esposa, no descuidaremos la salud de nuestros hijos, etc. A menudo tratamos de iluminar lo sombrío del presente especulando sobre posibles oportunidades favorables, y al hacerlo inventamos toda suerte de esperanzas quiméricas y preñadas de desengaño, el cual se presenta tan pronto aquéllas se estrellan contra la realidad. Sería mucho mejor concentrar nuestra especulación en las múltiples adversidades a las que estamos expuestos, lo que daría pie a medidas para prevenirlas o, en caso de que no llegasen a materializarse, a agradables sorpresas.»
Aforismos sobre el arte de vivir. Arthur Schopenhauer. Trad. de Fabio Morales. Ed. Alianza
Imagen: Sleeping woman. Adrien De Witte, 1879