Revista España

Paseos áridos por el Cabo de Gata

Por Juroher
Paseos áridos por el Cabo de Gata
Terminado agosto, el Cabo de Gata sigue siendo un paraíso que provoca al viajero más insensible por su riqueza paisajística.

El parque natural almeriense se extiende a lo largo y ancho de cincuenta mil hectáreas tapizadas por calas pequeñas, extensas playas, acantilados, arrecifes y transparentes fondos marinos.

Es un espacio único, de origen volcánico. Con un clima similar al que se registra en algunas zonas del norte de África, corresponden al Cabo de Gata ser una de las zonas más desérticas de Europa.

Pero ante su aparente soledad y aridez, una visita detenida permite descubrir formas de vida animal y vegetal que tiene su continuidad bajo el mar, como pueden disfrutar los numerosos submarinistas que viajan a este enclave.

La localidad de San José, centro de deportes náuticos, abre la ruta de algunas de las playas más emblemáticas del lugar, con nombres como Mónsul o Los Genoveses.






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