En la entrada anterior paseabamos por un aspecto de la intervención social que me parecía crucial: el liderazgo. Antes de encontrarnos con el resto de aspectos que os anticipé y que me parecen igual de importantes, tal vez sea necesario ponernos mínimamente de acuerdo en qué es esto de la intervención social.
Comenzaré planteando que, para mí, desde el Trabajo Social distinguir entre intervención social e intervención psicosocial tiene poca relevancia pragmática. Nuestra disciplina ha desarrollado suficientemente el objeto de la profesión en torno al sujeto, a su contexto y a la interacción entre ambos, por lo que los factores psicológicos, relacionales y sociales se encuentran tan fuertemente imbricados para nosotros que no podemos dejar de considerar a ninguno de ellos en nuestras intervenciones.De modo que hablaré de intervención social o intervención psicosocial de modo indistinto. Dejo los debates sobre a "quién" le compete "qué", (que por otro lado me aburren soberanamente y en muchas ocasiones me parecen insoportablemente infantiles) para aquellos que sientan la necesidad (legítima por otra parte) de defender el "trozo de pastel" que sientan como suyo en esto de la intervención social. En el mundo complejo en el que nos movemos, la hiperespecialización de las disciplinas va en contra de la transdisciplinariedad que consideramos necesaria para comprenderlo y actuar para cambiarlo.Dicho lo cual, para definir el concepto de intervención social utilizaremos el artículo "Repensando la intervención social", de Fernando Fantova en la Revista Documentación Social.En el mismo, define la intervención social como una actividad que se realiza
- de manera formal u organizada,
- intentando responder a necesidades sociales
- y, específicamente, incidir significativamente en la interacción de las personas
- aspirando a legitimación pública o social.
Planificar y coordinar tan variadas actuaciones (tan dispares en cuanto a lógicas y a motivaciones como dispares son las instituciones que las sustentan) es una tarea, nunca mejor dicho, de chinos. Tarea que debería afrontar el fragmentado, confuso y débil Sistema de Servicios Sociales, pero que no puede hacer mientras no adquiera una legitimidad diferente (que no se espera) y mientras no se halle tan ocupado en otras tareas como la de paliar la pobreza y recoger la exclusión que otros expulsan.
El resultado son intervenciones sociales caóticas, cuya eficacia para resolver las problemáticas que pretenden depende más de la suerte que de la calidad de la intervención y que con frecuencia, en lugar de resolverlas las empeoran.
Y es que, como dice otro proverbio que Wang utiliza con frecuencia "para quien no sabe donde ir, todos los caminos sirven".