La metáfora más plástica de los pasivos llega ahora en forma de bañeras. Sí, son unas bañeras normalmente ubicadas en centros de belleza y peluquerías (el peluquero paquistaní que conozco no la tiene, todavía) con unos simpáticos pececillos dentro cuya silueta recuerda..., ¿un tiburón, una piraña, una...?. Metes las manos o los pies y vuelan los peces a devorar la piel muerta. Es como una pequeña descarga eléctrica. Fantástico. Los pececillos comen lo que te sobra. Pero, haciendo un silogismo simplísimo, hay que recordar que los carroñeros viven de los muertos. Como los corruptos en España viven de los pasivos. ¿Somos, pues, una sociedad muerta? Los indignados, los únicos despiertos. ¿Pero qué porcentaje son de la población, el 1%? Ay. No quiero despertar y encontrar que mi vida no tiene sentido sin mi Smartphone.
Fdo. Igor Kutuzov. Un pasivo mayor.
Pasivo tú, pasivo yo