Entre las comedias argentinas proyectadas en el 21º BAFICI, tres propician un reencuentro con directores reconocidos en el ámbito del cine nacional independiente: el bahiense Rodrigo Moscoso, todavía recordado por su ópera prima Modelo 73; la cordobesa Liliana Paolinelli, autora de Por sus propios ojos, Lengua materna, Amar es bendito; el porteño Martín Rejtman cuya filmografía incluye Rapado, Silvia Pietro, Los guantes mágicos, Copacabana, Dos disparos.
De esas tres comedias programadas, la de Moscoso y la de Paolinelli son largometrajes y la de Rejtman es un corto que se proyecta antes de Letters to Paul Morrissey de Armand Rovira y Saida Benzal. Por otra parte, la de Moscoso fue rodada en Salta y las otras dos en Buenos Aires (dicho sea de paso, éste es el primer film que Paolinelli ambienta en nuestra ciudad).
Un último dato, obra del azar: Susana Pampín actúa en dos de las tres películas. Encarna el rol protagónico en la de Paolinelli y un personaje secundario en la de Rejtman.
♣ Badur Hogar de Rodrigo Moscoso
Absolutamente convencional es la comedia romántica que protagonizan dos treintañeros inmaduros, y que Moscoso ambientó en la provincia administrada por Juan Manuel Urtubey. Vale insistir en este dato, dada la envergadura del apoyo gubernamental acordado al proyecto de Moscoso: el mandatario viajó a Buenos Aires para acompañar la presentación baficiana.
De la crónica de (des)encuentros entre el salteño Juan y la porteña Luciana, cabe destacar la actuación de Nicolás Obregón y Cástulo Guerra –que encarnan al amigo y al padre del protagonista–, la fotografía de Gaspar Quique Silva, las piezas de chacarera aggiornada que integran la banda de sonido compuesta por Axel Krygier. En cambio, el guion que el director escribió con Patricio Cárrega abusa de algunos estereotipos (pachorra norteña; neurosis capitalina) y de esta manera limita el lucimiento de Javier Flores y Bárbara Lombardo.
Javier Flores y Bárbara Lombardo en el rol primero encomendado a Violeta Urtziberea.♣ Margen de error de Liliana Paolinelli
Sorprendido porque, “a pesar de transcurrir en un universo lésbico, todos los personajes podrían intercambiarse por heterosexuales”, un crítico planteó la posibilidad de que esta película suponga “una forma cinematográfica de ilustrar la igualdad de género”. A contramano de lo que opina una porción de público, todavía hace falta un cine pedagógico que siga despatologizando o normalizando a las personas homosexuales, y de paso ayude a distinguir este propósito de aquél que busca combatir la disparidad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres.
Susana Pampín en el papel de la bioquímica Iris.♣ Shakti de Martín Rejtman