Si cuarenta mil niños sucumben diaramente
en el purgatorio del hambre y de la sed
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una a las almas
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres
ya es bastante grave
que un solo hombre
o una sola mujer
contemplen distraídos el horizonte neutro pero en cambio es atroz
sencillamente atroz si es la humanidad la que se encoge de hombros. Benedetti
He reencontrado este poema que explica lo inexplicable; la impasividad de la humanidad ante lo que sucede, el desgano, la apatía, el conformismo, el pasotismo, el borreguismo extremo, que nos están matando, que nos están llevando a extremos nunca vistos. Prefiero la guerra, la peste, la hambruna antes que ver a las multitudes mirando hacia otro lado; prefiero el caos total antes que el desgano; prefiero que no haya opciones, antes que desecharlas porque no apetece, porque es más cómodo seguir con la cabeza agachada. Parece que los medios de difusión lo han conseguido, han logrado que sucumba el pensamiento, que la mediocridad se establezca como ama y señora, que con dos o tres neuronas nos baste, que triunfe Simpson con su célebre frase: "Que lo haga otro"; y algo que en principio era cuestión de la juventud se ha extendido a toda la sociedad, no es que estemos conviviendo con la generación del "No me apetece", es que el virus lo ha contaminado todo y ya nadie hace lo necesario sino simplemente: Lo que le apetece.