Aunque visualmente son muy atractivas, no soy muy fan de la pasta de colorines. No encuentro que su sabor sea nada especial, por eso les acompaña perfectamente este tipo de salsas.
Con la nata y el tomate la salsa queda muy suave y combina perfectamente con el sabor potente del salmón, convirtiendo un plato "aburrido" en una explosión en el paladar. Si queréis más intensidad de sabor, aumentad la cantidad queso y disminuid los demás ingredientes.
Por otro lado, el salmón lo podemos encontrar a muy buen precio, sobre todo si lo compramos entero. Es un pescado graso que congela muy bien si tenemos la precaución de envasarlo correctamente para que no se oxide la carne y se "enrancie". Lo ideal es congelarlo al vacío.
Normalmente, abro las piezas y las corto en lomos. Les quito las espinas pero les dejo la piel. Ayudará a que se conserven en perfecto estado. Congelo en bandejas y luego las envaso al vacío. De esta manera, no se deforman al envasar.
PASTA CON SALMÓN "A LAS FINAS HIERBAS"
Ingrs. para dos personas
200 grs. de pasta multicolor200 grs. de salmón fresco1 tarrina de queso a las finas hierbas200 ml. de nata para cocinar2 cucharadas soperas de tomate fritosalaceite
El lomo de salmón lo cortamos en cubos, lo más regulares posible, para que la cocción sea uniforme. Salamos y reservamos.
En hacer esta receta no se tarda más que el tiempo que lleve cocer la pasta, que rondará los 10-15 minutos dependiendo de vuestros gustos.
Pues eso, mientras la pasta hierve a borbotones en una olla con agua y sal, preparamos la salsa y el salmón.
Ponemos en una sartén una mínima cantidad de aceite, más o menos media cucharada sopera. Cuando esté bien caliente, añadimos el salmón y salteamos a fuego fuerte hasta que cambie de color. Retiramos y reservamos al calor. No conviene hacerlo demasiado para que no resulte seco.Veremos que en la sartén se nos habrá quedado el aceite inicial y el juguito que soltó el salmón, así que lo vamos a aprovechar ya que tiene mucho sabor.
Encima de ese jugo, ponemos el queso, la nata y el tomate.
Calentamos a fuego suave y rectificamos de sal. Podemos ponerle un pelín de pimienta negra recién molida si nos gustase. Trabajamos con varillas hasta que esté cremosa.
A estas alturas, la pasta ya estará al dente, así que escurrimos bien y en cada plato ponemos una ración de pasta, la mitad del salmón y unas tres cucharadas de la salsa por encima. El resto lo servimos aparte para que cada uno se ponga la cantidad que le parezca.
Fácil y rápida, no? pues ya estáis tardando...
Texto y fotografías: Pilar Martínez
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LA COCINA DE LECHUZA