Escrito en 14:08h en de Para sibaritas Luisa Ramos
Los Pastéis de Belém o pasteles de nata, aunque para nosotros son de crema, es quizá el dulce portugués más conocido. No es de extrañar, la verdad es que poco a poco se han internacionalizado y hasta resulta fácil encontrarlos en algunas pastelerías de Barcelona.
Estos Pastéis de Belém los habíamos comido aquí, algún acceso de gula de media tarde ha sido satisfecho por esta golosa tartaleta. Los hay más o menos dulces, otros que incluso llevan el sello de Lisboa, con el sabor a huevo excesivo, o con la masa de hojaldre más o menos subida. Pero como suele pasar, como el original, ninguno.
Los Pastéis de Belém se hacen desde 1837, cuando por los monjes de Los Jerónimos los comercializaron para tener ingresos. Su fórmula única aún se mantiene en secreto y de ella se sabe que lleva huevo, azúcar y hojaldre. Claro que para eso no hay que ser ningún visionario, pero que en los que se sirven en la pastelería del mismo nombre hay algo más que en el resto, no hay duda. Bien sea por algún ingrediente o por la forma de elaborarlos, la diferencia es notable.
Por eso la visita a esta pastelería es obligada. El montaje y la organización que tienen es impresionante.
Siempre encontrarás cola en la puerta, pero no debe ser obstáculo. De hecho hay dos filas, bien organizadas, dependiendo de si quieres comprar para llevar o si quieres tomarlos en su cafetería. Si la eliges lo segundo pasas rápido y es en el interior donde te encuentras la cola de espera de mesa. Organizada mediante cintas para que no haya confusiones y dirigida por el personal, es ágil. Y lo es porque, aunque es un constante goteo de personas entrando, el local es enorme. Desde la puerta nunca dirías que dentro tienen tantísimo espacio. Diferentes salas lo componen, salas que abriendo a medida que se van necesitando.
Haces la cola, esperas tu turno y el personal, (del que me gustaría hacer mención especial por su amabilidad, con lo que debe caerles cada día...) te indica cual es tu sitio y te hace la comanda. La única duda respecto a qué pedir estará en el número de pasteles.
No hay más esperas que las hechas para sentarte. Los hornos deben ser de dimensiones descomunales y no deben parar en todo el día, porque, además, los Pastéis de Belém llegan calientes.
Con opción a que puedas añadirles canela y azúcar glas, que encuentras en cada mesa, acabas de redondearlos y llega el gran momento: el de hincar el diente, el del notar el crujir de la pasta de hojaldre. Y es ese momento cuando se olvida todo y te da igual haber esperado, ser el estándar de turista y poner la misma cara de boba felicidad que el resto de la sala.
Ah, y la culminación es cuando pides la cuenta y ves que cada Pastéi de Belem cuesta 1,05 Euros.
Tipical, yes, but essencial!!
Más cosas para los golosos
Pastéis de Bélem: Típico pero imprescindible Click to Tweet