Revista Cocina
o home made brave potatoes... Ana Botella marcando estilo...
Esta receta va para mi amigo (y casi paisano, y pariente lejano) Óscar Villarreal. Me ha traído un pimentón de la Vera francamente excepcional, además de un orégano de la sierra de Gredos que ya os comentaré cuando lo utilice. Este pimentón es riquísimo en matices. El aroma es indescriptible, y aunque quizás en el plato os parezca que utilizo una cantidad exagerada, no hay amargor alguno, y en absoluto estorba en el plato. Os aseguro que es el mejor que he utilizado nunca.
Y vamos a hablar de nuestro plato. Simplemente trato de acercaros las patatas bravas a vuestros hogares. Una tapa clásica donde las haya, que hechas en casa nunca terminan de parecerse a las de nuestro chiringuito favorito (¿o sí?)
Vamos a preparar unas bravas muy potentes (aunque veremos cómo regular los grados de picante) y cargadas de sabor. Como veis, el rojo predomina, y ya no es solo por estética (que me ha quedado regular, lo reconozco). Es porque el protagonista es este pimentón de auténticas 5 estrellas.
Hoy no tengo más fotos, porque el plato es francamente sencillo. Sí que es bueno quedarse con un par de conceptos en la fritura de las patatas, por ejemplo. Sabéis que no tengo secretos para vosotros, así que os lo contaré todo.
De entrada, mis ingredientes (hoy sin cantidades...)
- Patatas - Pimentón dulce (en mi caso extradulce) - Sal
- Mayonesa - Ajo
- Salsa de tomate - Pimentón picante - Cayena molida - Agua
De entrada prepararemos nuestras dos salsas: el "ajoaceite rebajado" y la "salsa brava". Por un lado, en las bravas prefiero una mahonesa enriquecida con ajo antes que un ajoaceite. La razón es sencilla: me gusta dar protagonismo al pimentón y a la salsa brava. El ajoaceite es una salsa deliciosa, pero es capaz de comerse el sabor de cualquier cosa. Me gusta utilizarla con mucha moderación. Una cantidad generosa de mayonesa aderezada con un diente de ajo me parece un buen invento. Además, tenía una mayonesa casera pendiente de gastar...
Para la salsa brava, una cantidad de salsa de tomate a la que iremos "cabreando" con un poco de pimentón picante y un pellizco de cayena molida. Si sois muy "heavys" utilizad Tabasco. Id probándola y que la suerte os acompañe (y que vuestra lengua os disculpe). Hay que conseguir una textura líquida agregando agua. Id agregando también cerveza a vuestro gaznate. Os lo agradecerá.
Y la fritura. Aquí hacemos una doble fritura. Cortamos las patatas en tacos de 2x2x2 aprox, y freímos a temperatura muy moderada, casi confitando. Cuando las tengamos un poco doradas, las sacaremos y dejaremos que se enfríen. Cuando tengamos que emplatar, pondremos el mismo aceite a temperatura fuerte, y les haremos a las patatas una segunda fritura. En cualquier establecimiento hostelero tienen las patatas preparadas con la primera fase hecha. La segunda se hace poco antes de presentar. Con esto se consigue un crujiente muy sabroso, además de ganar en tiempo.
Hay quien gusta de cocer las patatas y luego freír. Con la fritura a baja temperatura no es necesario esto, además de ahorrar en tiempo y ensuciar menos cacharros.
Y vamos con la presentación. Con un colador seco hemos preparado a nuestras patatas una camita colorada a su medida, espolvoreando el pimentón. Espolvoreamos también las patatas, y las salamos. Las dejamos caer en el plato, agregamos unas buenas cucharadas de nuestro "allioli soft", y regamos con la salsa brava.
¡A disfrutarlo, fogoneros!