Revista Bares y Restaurantes

Patatas bravas en Bitoque

Por Theblackcity @Theblackcity

Es ver tres rayos de sol y sacar la bici como una loca. Sí, esa bici que me regaló el año pasado J por mi cumpleaños, aunque yo le pedí un unicornio rosa con el pelo color mint, que me dijeron que era tendencia. Pero bueno, me sirve la bici blanca con la cesta como medio de transporte, así que ¡gracias J! 
El viernes el sol pegaba con ganas, pero las ganas que tenía de sacar la bici pudieron más que los 34 grados que marcaban cerca del Casco Viejo. Después de currar un par de horitas, de ver tres tiendas en busca de unas zapatillas, me encontré con mi querida madre por la Gran Via: esto es lo que me gusta de Bilbao, suficientemente grande para perderte y que te dejen tranquila, y suficientemente pequeña como para cruzarte con alguien por la calle e irte a tomar algo. Y así fue. Después de dar mil vueltas intentando aparcar la bici, la até a un pivote de un aparcamiento de motos, justo frente al Bitoque de Albia, donde entramos a tomar un par de cañas, que el calor apretaba, y mucho si encima vas en bici. 
Valoramos el sentarnos en las mesas altas que han colocado en la acera, pero pensamos que no era buena idea, en un día de vendaval, como pudisteis comprobar en el video que subí a instagram (@theblackcity27). Dentro, algunos extranjeros con cara de susto miraban la barra abarrotada de pinchos, pero mi madre, que es más lista que todos, pidió media ración de patatas bravas, que te preparan al momento. ¡Menudo descubrimiento! un manojo de gajos de patata con piel, los cuale sparecían confitados en aceite, y después fritos, suaves por dentro y con ese puntito crujiente por fuera, y dos salsas caseras, una de tomate y una espuma tipo alioli, deliciosa. Me sorprendió que no picara la salsa de tomate, al ser unas bravas, pensé en picante, pero no fue el caso. Una pena. 
BITOQUE ALBIAEn junio pasa de los Jardines de Albia  a la calle Heros, 21. Bilbao.
Fue uno de los primeros locales que visité al empezar el blog (aquí)  y sigo pensando lo mismo: buena cocina, buenos pinchos (pelín caros en comparación con la zona), pero todo eso desluce con la atención en barra. Siguen sin saludar, sin dar muestras de si son humanos o no, o si por lo menos respiran. Sorprende además que según le das el último sorbo a la cerveza y apoyas el vaso, ya te lo han quitado y puesto en el lavavajillas. Feo detalle. 
Media ración de bravas, 3€

Patatas bravas en Bitoque

Patatas Bravas (sin picante!)


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