Estimado Capitán:
Optimismo es pensar que al salir de colegio puedes ir a comer a un restaurante con los lechones. Reproduzco y condenso lo ocurrido que es lo que podríamos catalogar como locura.
-Y si comemos aquí, ¿qué te parece?
Ovugirl y yo escrutamos el menú. Hay lentejas y carne para ellos; la empanada tiene un pinta buenísima y la pasta marinera ..mmm...dan ganas de retozar en ella. Me escama lo de las lentejas, no suelen comerlas, pero por qué no. Tienen que aprender a comer de todo que a veces somos un poquito blandos.
Entramos, nos sentamos y empieza el show.
-Siéntate bien, Antón- me da un beso.
-Ya, ya pero siéntate bien- está de un zalamero subido.
-Tengo hambre-dice Tomás.
Antón (bien alto para que todo el mundo se entere):
-Quiero ir a hacer caaacaaaa-proclama.
-¡Shhh que no se tiene por que enterar todo el mundo!-dice Ovugirl que se levanta y le acompaña al servicio.
-Tengo hambre-repite Tomás.
-Ahora viene-respondo.
-Ya hice caaaaacaaaa-anuncia ya de vuelta el lechón aliviado
-¡Shhh!-le pide la madre sin saber bien dónde meterse.
-Papá-dice el otro-tengo pis. Me levanto y le acompaño. Volvemos a la mesa.
-Joooo, tengo hambre-tripite. Bosteza. Repelencia al canto. Su madre y yo cruzamos miradas. Seguro que es la misma mirada que cuando dos soldados escuchaban aviones enemigos acercándose en la II Guerra Mundial.
-Ahora mismo viene-esto ha sido una mala idea. Noble y utópica, pero mala.
15 largos, pero largos minutos despuésEl camarero trae las lentejas para ellos y nuestros trozos de empanadas. Les ponen las lentejas delante y ya empiezan a poner caras, como cuando a Jesus Mariñas le están contando algo que no le mola.
-Hay que comer lentejas-advierto.
-Yo quiero chocolate de Perlim-dice Antón.
-Después, pero ahora cómete las lentejas.
-¡Yo no quielo!- dice Tomás que no pronuncia bien la "r".
-Pues tienes que comerlas Tomás-exclama la madre.
-Siéntate bien Antón-me da un beso para chantajearme emocionalmente- sí, sí, pero cómete las lentejas.
-Yo con mamá-exige.
-Ya le doy yo-dice la madre. Antón se le sienta en el regazo y va comiendo las lentejas.
-Tomás me estoy enfadando-cómete las lentejas. Le doy una cucharada en la boca y grita como si le hubiese troceado cristal ardiendo y se lo hubiese metido en la boca.
-¡Quemaaa! ¡Quemaaa!
-No quema, no seas exagerado
Tomás exagera.
-Tomás-le advierto-me voy a enfadar contigo.
-¿Y conmigo? pregunta Antón que observa divertido la situación desde el regazo de su madre.
-No cariño, contigo no que te estás comiendo todo.
-Tomaaaás -se burla Antón-conmigo noooo.
-Quielo empanada-pide Tomás con dramatismo.
-Toma empanada-dice Ovugirl sacrificando parte de su plato.
-No quiero más lentejas-dice Antón.
Llega la carne.-No quiero carne-dice Tomás.
-Quiero carne-añade Tomás.
Parece Albert Ribera.
-Tomás come que me enfado.
-¿Conmigo no a que no?
-No cariño...
-¡Quiero hacer cacaaaaa!-pregona de nuevo a las cuatro vientos
-¿Otra vez?-preguntó.
Y así en bucle, Capitán.
Me duele la cabeza.
Enseñanza: No comer fuera los días de semana. Repito. No.
Saludos.