Este pasado domingo se realizó una de las actividades que organiza regularmente la asociación de "Amigos del Patrimonio de Laredo" y que en esta ocasión consistió en una salida a las Marismas de Santoña para iniciarse en el mundo de la observación de aves... y que tuve el placer de conducir ayudado por una entusiasmada Marian je,je.
Unas nociones básicas de como utilizar una guía de aves...
Preparando el material óptico...
¡¡Y a por las aves!! Elegí la zona de Bengoa para la observación, pensando sobretodo en la comodidad para un grupo numeroso y las posibilidades de ver algún pájaro cercano. Sin embargo, como sabemos, en las marismas las aves se rigen por las mareas y no por horarios regulares dando la casualidad de que la visita coincidía con la pleamar por lo que la mayoría de las especies se encontraban descansando, lejos o escondidas.
Traté de resolver las dudas que se me plantearon. Domi fue una de mis "alumnas" más aplicadas.
Las fotos han sido gentilmente cedidas por los participantes de la excursión ya que yo ni tan siquiera me colgué la cámara al cuello.
Codo con codo (hombro con hombro) buscando algo que echarnos a los prismáticos.
Cuchara común (Anas clypeata) Dedicadas a los amigos que disfrutamos de una buena mañana dominical, pongo unas fotos de algunas de las aves que pudimos observar ese día. No suelo hacerlo, pero en esta ocasión, por razones obvias, las fotos son de archivo (aunque todas mías je,je).
Porrón europeo (Aythya ferina)
Ánade rabudo (Anas acuta)
Garza real (Ardea cinerea)
Focha común (Fulica atra)
Cormorán grande (Phalacrocorax carbo)
Ánade azulón (Anas platyrhynchos)
Aguja colinegra (Limosa limosa)
Archibebe común (Tringa totanus)
Ostrero euroasiático (Haemotopus ostralegus)
Zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis) El más familiar al final de la mañana y el que más colaboró en las observaciones fue el simpático zampullín cuellinegro, especie del día para muchos. También vimos: Gaviota patiamarilla, gaviota reidora, gaviota sombría, gaviota cabecinegra, gavión, andarríos chico, ánade friso, porrón moñudo, somormujo lavanco, zampullín chico, silbón europeo, garceta común, águila pescadora, aguilucho lagunero...
Para finalizar fui obsequiado con un llavero en Plata de 1ª Ley repujada con el logotipo de la asociación y obra de la artista Olga Fernández Calvo. Todo lo que observamos el domingo no es más que una ínfima parte de la riqueza de este estuario que compartimos, entre otros municipios, los vecinos de Laredo.
Las marismas, son producto de la mezcla de sedimentos arrastrados por el río con las ricas aguas marinas en la desembocadura, donde se depositan formando los fondos de fangos y limos. Son ecosistemas de gran biodiversidad y productividad, donde se alimentan y reproducen multitud de invertebrados y peces, que a su vez atraen a las aves y, en ocasiones como este año, a mamíferos como focas y delfines.
Hace muchos años, 1993, España recibió la primera sentencia condenatoria del tribunal europeo en materia medioambiental por los desmanes cometidos en las Marismas de Santoña. La desecación de zonas de marisma y la construcción de la carretera Santoña-Argoños fueron los detonantes para que las asociaciones ecologistas ARCA y SEO llevaran la denuncia a la Comisión de las Comunidades Europeas.
Más de 20 años después, en la zona del Parque Natural que nos corresponde a los laredanos, el Puntal y su sistema dunar, podemos encontrarnos con esta aberración. Un vertedero de tierra y escombros que, según dicen, pretende proteger nuestro Patrimonio Natural. La zona del Puntal está íntimamente relacionada con el resto del estuario, en el que se han realizado actuaciones de recuperación que lógicamente han repercutido en la zona de desagüe, aumentando el volumen de agua que entra y que sale durante las mareas y agrandando su anchura llegando, a día de hoy, a la altura de dos conocidos negocios hosteleros.
En mi humilde opinión habría que buscar una solución justa y consensuada para estos dos negocios (se me ocurre el desangelado puerto de Laredo aunque seguro que hay otras opciones mejores) y dejar que se recupere el, a veces olvidado, "Equilibrio Natural" del puntal. Si dejamos de meter mano indiscriminadamente a esta zona protegida, probablemente nuestra playa se recorte unos metros, no demasiados, pero volveremos a disfrutar de un entorno paradisíaco de fina arena, envidia del resto de playas del Cantábrico. Por el contrario, si no cambiamos de mentalidad y de proceder como me temo va a suceder en este caso, nuestra hermosísima playa Salvé será la vergüenza nacional y el ejemplo de como no deben hacerse las cosas, luchando por intereses torticeros contra los elementos que nos devuelven a la realidad y nos hacen ver lo insignificantes que somos. ¡¡Defendamos nuestro Patrimonio!!