Gioacchino Rossini
Rossini [Pessaro, 1792 - París, 1868] compuso en 1816 la música para el libreto escrito por el argumentista y letrista Cesare Sterbini [Roma, 1784 - 1831], quien a su vez se basó en la Trilogía de Fígaro del dramaturgo Pierre-Agustin de Beaumarchais [París, 1732 - 1799], una de cuyas partes es precisamente la historia de El Barbero de Sevilla. De esa trilogía también proviene la historia que había dado lugar a otra ópera famosa, anterior a la de Rossini, Las Bodas de Fígaro, de nada menos que Wolfgang Amadeus Mozart.
Sea como fuere, hoy traemos a colación la ópera de Rossini, porque en el curso de la segunda escena del primer acto, uno de los personajes, el siniestro Profesor de música Basilio, desarrolla una de las arias más reconocidas de la ópera. Esta ópera, sin perjuicio de ser una obra satírica y farsesca, de fina ironía e ingenio muy agudo, habla también de cosas serias. Y lo que el personaje Basilio canta en el tramo al que hacemos referencia es una de ellas: se conoce como el aria La Calumnia.
En su letra se explica claramente cómo se desliza el rumor, la versión ambigua, cómo se esparce y cobra fuerza, cómo hace temblar todo, aún el concepto de verdad y cómo quien es víctima de ella termina sintiendo la muerte como un beneficio. Más allá de la exacerbación romántica del texto, la esencia permanece y se aplica con total exactitud a la realidad de las cosas.Aquí les traemos el fragmento de la ópera subtitulado para que puedan seguir la traducción. Las partes en las que desaparecen los subtítulos es porque, como es común en las óperas, el canto repite varias partes del texto.
Y dicho, visto y oído lo anterior, cabe contestar por qué traemos este tema y por qué hablamos del Sindrome Barbero de Sevilla. Pues bien, la calumnia es una forma de la mentira pero muy sutil y muy difícil de erradicar. Es mucho más fácil creer en una calumnia que desmentirla, en todo caso por aquello de que "algo de cierto habrá ..." o "donde hay humo hay fuego".
Esta forma de falseamiento de la verdad es uno de los procedimientos muy utilizados cuando se difunden los rumores, hoaxes, bulos o bolazos, según querramos llamarlos. Un sinnúmero de teorías que explican presuntos secretos, complots, conspiraciones y demás, se valen de la calumnia, si no de modo directo, sí en forma tangencial. En la mayoría de los casos es un procedimiento ideal para desacreditar fuentes, testimonios, asertos que evidencian la falsedad de toda la construcción teórica realizada y que da sustento al bulo o rumor.
Como no podía ser de otra manera, en torno a prolongada muerte que se le quiere infligir a Paul McCartney, estos procedimientos también aparecen. La calumnia es usada muy sutilmente, tanto que casi no asoma como tal, sino que, haciendo pie en datos reales, se va deslizando hacia el campo de las conjeturas y de las suposiciones sobre la base de un presunto sentido común. En consecuencia, se plantean dudas a partir de exageraciones, de suposiciones que quieren parecer razonables, que juegan con los estereotipos y las asociaciones inconscientes que hacemos con ciertos términos y, aún diciendo que nada de ello está comprobado, se siembra la semilla de la desconfianza, la sensación de que hay gato encerrado, allí donde ni siquiera podríamos encontrar un pelo de felino.
Traemos aquí dos casos, provenientes de la misma fuente, producto del trabajo de una buena señora española que ha escrito bastante en favor de la tesis PID. Se centra, en este artículo en dos personajes muy importantes en la época en que habría ocurrido la muerte/sustitución de McCartney, esto es, a fines de 1966. Una de esas personas es Yoko Ono, la otra Barry Miles. Pero también se esparcen suspicacias acerca de Indica, la librería de Miles, Asher y Dunbar, así como de la influencia de Robert Fraser.
Yoko Ono antes de USA y Gran Bretaña ¿instrumento de una conspiración?
Barry Miles junto al Swinging London y a la vanguardia [con McCartney y Luciano Berio]
La señora en cuestión se presenta como Lady Ruth [o Lay Ruth en Facebook], es española y, al parecer, según las informaciones que se brindan de ella posee título docente en Lengua Castellana y una Licenciatura de grado en Filología Clásica y ha escrito un libro, además de numerosos artículos. El libro se titula El Gran Misterio de Los Beatles. ¿Murió Paul McCartney en 1966?
Convengamos que, al lado de otros planteos del PID, los que presenta Lady Ruth resultan, al menos, más prolijos en cuanto a formas. Por lo menos tiene una bibliografía de referencia, tanto de libros impresos como de páginas de Internet. Seguramente su formación la hace ceñirse un poco más a formalidades académicas. No obstante, no es el caudal de datos el que resulta objetable [aunque a veces se queda con una versión de hechos sin atender a otras que también son de recibo] sino la fase interpretativa de los hechos.
Existe un concepto que se aplica mucho en publicidad, acuñado por el Profesor de Harvard Clayton Christensen, el de innovación disruptiva o pensamiento disruptivo. Esto que en marketing tiene que ver con innovación anticipada a su tiempo que termina siendo un disruptor y dejando una realidad antes dominante como disrupta, se aplica en el pensamiento a las líneas del mismo que pueden escapar de los paradigmas vigentes sin, por el momento, generar uno nuevo y sin embargo, abrir un panorama de pensamiento más amplio. La intervención de ese elemento disruptor provoca la transformación de todo el conjunto. Pues bien, si siempre pensamos de la misma manera no podemos esperar ver ángulos diferentes de un mismo tema y, por lo general, llegaremos a las mismas conclusiones o a la reafirmación de las mismas, habiéndolas pasado siempre por el mismo proceso.
Este sería un fenómeno más que interesante en el enfoque de estos temas, pero, lamentablemente, no es lo que ocurre. Por lo que concierne al tema que nos ocupa, la fase interpretativa es menos sólida que la exposición de hechos. Porque los hechos son los hechos, pero su valoración depende de cómo se los narre. En este punto es donde encontramos la mayor endeblez de los planteos de Lady Ruth. ¿Por qué? Porque, como veremos, el relato va orientado, a veces más sutilmente, a veces más abiertamente, al descrédito de los protagonistas, sobre los cuales pende una presuposición de ocultamiento de la verdad y de complot, y otras cosas más, y a la validación de testimonios muy marginales con los que se pretende discutir lo que los protagonistas dicen. Pero, por si fuera poco, la argumentación y las provisorias conclusiones que van apareciendo, adolecen del uso de un 'sentido común' algo arbitrario y la caída en la discusión de los hechos como si se tratara de un programa de chimentos o un planteo peridístico al nivel de Caras. En resumen, con datos ciertos y bien documentados, se pueden obtener conclusiones, argumentaciones e interpretaciones sensacionalistas y sin fundamento.
Pero también destaquemos el loable esfuerzo de la autora por componer lo que ella llama una timeline de todo el tema. Y digo que es loable porque, como dijimos en otros posts, el PID carece totalmente de cronología organizada y de selección crítica de su contenido, por lo cual, al darse por válido in totum, el todo pierde validez bajo el peso de las contradicciones que encierra. Por lo tanto, el esfuerzo de Lady Ruth está dirigido a componer esa cronología, para lo cual deberá validar algunos datos e interpretaciones y refutar otros, para que la línea de tiempo cobre sentido.
Lo cierto es que, como dijimos antes en otros posts, hay una cronología real de la trayectoria de The Beatles que está publicada en varios importantes libros y en páginas serias de Internet. Todo lo referente a actuaciones en vivo y giras con sus respectivos setlists, grabaciones en estudio y sesiones de arreglos y mezclas, procedimientos técnicos e innovaciones empleados en la grabación de los temas, jornadas de filmación de sus películas, entrevistas para radio y TV, participación en programas de ambos medios masivos y más, está perfectamente cronologizado y publicado. Asimismo está compilada la información que rodea a los más de 200 temas que grabaron, ya sea en cuanto a su creación, sus arreglos, su grabación, su post producción y las opiniones, valoraciones, explicaciones y demás que los propios músicos y sus allegados hicieron durante esa época y posteriormente. Esto significa que la cronología Beatle existe y es en ella que debemos apoyarnos. Así es como sabemos qué estaba haciendo cada uno de ellos la noche del 8 para el 9 de noviembre de 1966, cuando se supone que Paul McCartney resultó muerto por decapitación en un terrible accidente automovilístico. Y den por cierto que ninguno de ellos murió en esa ocasión.
De modo que cuando se pretende insertar algo en la cronología, primero debería procederse a desmontar lo que hay en ella, a despecho de que los datos tienen validación cruzada, ya que todos los elementos son consistentes entre sí.
Queda, por cierto bastante más, referente a la vida privada de cada uno de ellos, pero al respecto también hay mucha documentación y también muchos de esos datos están cronologizados. La vinculación de Paul con la vanguardia artística de entonces, por ejemplo, [que hemos tratado en un post anterior] es también muy cronologizable y fue él y no John el Beatle que se acercó más a las nuevas tendencias del arte contemporáneo. Fue Paul el que se relacionó con muy variados artistas y ámbitos de esa vanguardia y fue esa una característica que le da fuerte unicidad a su trayecto de mediados de los '60. ¿Podría no ser el mismo Paul si se verifica que esa afición personal se mantiene sin alteraciones desde al menos 1965 hasta el presente? No hubo interrupción ninguna en la vinculación y participación de McCartney en los ámbitos vanguardistas entre fines del '66 y principios del '67. Ya dimos cuenta de cómo en ese período hay una intensa actividad en la que McCartney juega un rol protagónico que un sustituo no hubiera podido desempeñar de ningún modo.
De cualquier forma, en el artículo que referimos hoy, la señora Lady Ruth aborda el tema por un camino tangencial, que intenta vincular en un plano conjetural, no solo con la presunta muerte/sustitución de Paul, sino con un entorno conspirativo, premeditado y muy bien planeado desde esferas de poder.
El artículo no ha sido aún concluido, por lo que parecería más prudente esperar a que ello ocurra, pero con lo que ha sido publicado alcanza como para hacerse una idea muy fiel del procedimiento que se emplea. El artículo hace una larga exposición acerca de la vida de Yoko Ono, infancia, adolescencia, juventud, su procedencia aristocrática, su vinculación con los círculos de mayor poder económico en Japón y de gran acercamiento a la familia imperial, su educación en los Estados Unidos, su escape del rígido marco familiar a través de la vinculación con la avant garde artística, su liberalidad sexual, sus dos matrimonios anteriores a Lennon, a los que muestra como extraños y su llegada al Swinging London de los '60 como artista vanguardista en ascenso. Pues bien, lo que intenta demostrar la señora Lady Ruth es que Yoko Ono no conoció ni casual ni inocentemente a John Lennon, sino que tuvo un objetivo para hacerlo y que probablemente ya se habían encontrado antes con Paul McCartney, al frecuentar Paul los ambientes avant garde. De ahí conjetura que Yoko Ono miente cuando dice que no conocía nada acerca de The Beatles antes de conocer a John en la exposición de Indica en noviembre de 1966.
Yoko en sus comienzos con la vanguardia
Después pasa revista a la 'persecución' de Yoko sobre John en el año y medio siguiente hasta conseguir que se uniera a ella y abandonara a Cynthia y Julian, el proceso de influencia cada vez más marcada que fue ejerciendo sobre John, el período de 18 meses de alejamiento, conocido como 'The Lost Weekend' y su relación con May Pang, los intentos de acercamiento de Paul [según ella Faul en ese entonces], cómo él habría influido para que John volviera con Yoko [de lo cual extrae la conclusión de que Paul y Yoko nunca fueron enemigos sino que estaban confabulados], el interés de Yoko por prácticas mágicas y cómo ejerció una fuerte impresión en un crédulo John por medio de hipnosis, sugestión y drogas para que creyera que verdaderamente tenía poderes mágicos y así consolidar su influencia, etc.
La mayoría de estos hechos ocurrieron, forman parte de la biografía de John Lennon y de Yoko Ono, por separado y juntos. Pero la interpretación de que Yoko tuvo otras motivaciones para acercarse a John o que estuviera en realidad aliada con Paul en algún propósito común respecto a John, o que ella quisiera reforzar por medio de la sugestión su influjo sobre el músico, corren exclusivamente por cuenta de la autora, quien las justifica en base a suspicacias y presunciones, pero no a demostraciones. Y conste que cada quien tiene todo el derecho del mundo a sospechar y presumir lo que se le antoje, pero ese derecho no demuestra nada en absoluto acerca de la veracidad de lo que supone. Por ello, por más que se apoye en una buena bibliografía, quien reconstruye el relato del pasado no obtendrá buenos frutos si no se apoya en un buen instrumental interpretativo que no pasa por expresar lo que sería 'el sentido común' o lo que cada quien entiende por tal.
Lugar aparte merece la mención de cómo da por sentado y demostrado que los servicios secretos [¿de USA?, ¿de Gran Bretaña?, ¿de quién sabe dónde?] desarrollaron una eficiente red de organizaciones para penetrar en ciertos ámbitos, a la vez que explorar en los efectos de ciertas sustancias nuevas. Sostiene que instituciones de promoción del arte vanguardista se crearon para nuclear y tener cerca a los integrantes de la contracultura, así como se crearon granjas comunitarias para los mismos fines. Algo así como si Haight-Ashbury y los Merry Pranksters hubieran estado al servicio de los servicios secretos para tener a raya y controlados a los núcleos contraculturales. Y de paso, tener información de primera mano en la experimentación con sustancias psicoactivas a fin de evaluar su potencial aplicación especialmente en el plano bélico, de espionaje y seguridad. Como confabulación suena fantástico, un buen argumento para una novela o para una película. De hecho sí se conocen experiencias realizadas por el ejército de USA a fin de poder lograr el control mental del enemigo en una guerra [véase el libro de Jon Ronson 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras' (2004) y el film de Grant Henslow conocido con el mismo título y también como 'Hombres de Mente' (2009)]. Pero de ahí a una aseveración tan temeraria como la que hace Lady Ruth dista un gran paso. No es que neguemos la posibilidad de que haya habido experiencias al respecto, pero lanzar un programa tan organizado de control encubierto de la vanguardia artística por estos medios suena más a Misión Imposible o El agente de CIPOL mezclado con X-Men. Pues bien, esa aseveración está hecha únicamente para poder decir luego con total soltura de cuerpo que Indica, la librería-galería que Miles [Barry], Asher [Peter] y Dunbar [John] abrieron para el Swinging London en la cual también ayudó Paul McCartney [en ese entonces el verdadero, ya que es antes de noviembre de 1966] fue una de esas tapaderas de control de la vanguardia y la contracultura.
La inauguración de Indica con sus iniciadores: Miles, Dunbar, Marianne Faithfull, Asher y Paul. ¿Tapadera de los servicios secretos?
Aquí es donde Lady Ruth pone el acento con el más claro y obvio motivo de desacreditar a Barry Miles y poder acusarlo de mentir acerca de los hechos que narra como protagonista y espectador a la vez de aquellos tiempos. Porque resulta que Miles es uno de los principales biógrafos de McCartney y, por tanto, tiene que estar metido en el complot para ocultar la muerte y sustitución de Paul por Faul.
Ahora bien, ¿a dónde parece conducirnos esto? Mi modesta opinión es que esto va hacia que Yoko es una agente de los servicios secretos metida en el ambiente de vanguardia que se acerca a John Lennon como forma de tenerlo controlado de cerca y que confluye con Miles, quien también está implicado con los servicios secretos a través de Indica, lugar donde Yoko Ono expuso en Londres y donde oficialmente 'conoció', casi por casualidad a Lennon. A través de estos vínculos, Miles, Yoko y Paul se vincularían mediante una conspiración que llevó a tener a un inestable Lennon siempre controlado por medio de drogas, sugestión y sexo, para que no revelara nada de la trama.
Sin embargo, quedan algunas dudas:
Si, como dice la autora, Yoko miente y conoció a Paul y eventualmente a John antes de lo que se dice oficialmente, ¿a qué Paul conoció? Seguramente, al ser anterior a noviembre del '66 y eventualmente incluso a fines del '65, el Paul que conoció Yoko es, indudablemente, Paul McCartney auténtico. ¿Qué importancia podría tener que lo hubiera conocido antes si el Paul confabulado con ella para mantener a raya a John es Faul? Por otra parte, si fue 'enviada' para controlar a John, ¿qué clase de importancia estratégica podría tener un John Lennon que aún no se había revelado en su esencia crítica y en su experimentalismo? ¿qué relevancia tenía él en el mundo de la vanguardia y la contracultura? Todavía poco y nada. ¿Por qué John Lennon merecería una marcación 'hombre a hombre' como se dice en el fútbol? El John Lennon más 'peligroso' aún estaba por venir. Estas circunstancias le dan a la explicación de Lady Ruth un cierto tono profético que en realidad no es tal, sino que deviene de saber en qué se convirtieron efectivamente The Beatles luego de terminar 1966. Con el diario del lunes, todos podemos apostar al ganador de la carrera del domingo. Solo que en este caso no hay tal diario del lunes ni se corrió ninguna carrera, simplemente no encaja lógicamente el relato que se hace sobre este asunto.
¿De dónde saca pruebas la autora para sostener que Miles e Indica son una fachada de los servicios secretos? Se llega a esa aseveración por medio de una extrapolación improcedente. Como algunos han sostenido que existieron esas instituciones fachada, Indica debería ser una de ellas, de lo contrario no cerraría la historia. Lo malo del caso es que otra vez se parte de conjeturas indemostradas, solamente por asociaciones arbitrarias para que la historisa cuadre. Y hasta por ahí nomás, ya que la historia cruje por todas sus junturas.
La autora apeló también a otros testimonios, de protagonistas marginales del asunto, quizás alguno no tanto, como Cynthia Powell, quien, sin embargo, no resulta ser de una gran objetividad, o el chofer de Lennon [Les Anthony] o el integrante de una banda menor de la época [Reggie King de The Action], a quien al parecer confundían a menudo con Lennon. Debería saberse que cuando en investigación se utilizan testimonios ninguno es totalmente falso ni totalmente veraz, sino que, al ser miradas subjetivas, dicen una parte de la verdad, tal cual la ve el que testimonia. Por ello, las fuentes se tamizan críticamente y cuando es posible se cruzan con otras fuentes. De allí pueden salir algunas constataciones acerca de confluencias o contradicciones que pueden ser no solo interesantes, sino también útiles para llegar a la verdad. Esto no pasa en el planteo de Lady Ruth, quien valida los testimonios funcionales a la tesis PID y la suya propia [sin que ninguna de ellas tenga una pizca que ver con la muerte de Paul] a los efectos de 'demostrar' que Yoko miente y que el motivo de su mentira es la confabulación que ya mencionáramos. En consecuencia, la demostración de que Yoko miente no concluye en que miente, sino que tiene una intencionalidad en mentir y, aparentemente, no podría tener otro motivo que el control de John y mantenerlo callado respecto a la muerte de Paul y sus sustitución por Faul.Pero aún más allá de esto, la mayor parte de estas lucubraciones provienen de una fuente informativa que, no lo decimos nosotros, lo dice el mundo de la crítica y la investigación en estos temas, está absolutamente desprestigiada. Se trata del libro de Albert Goldman 'Las muchas vidas de John Lennon' sobre el cual se ha señalado su estilo sensacionalista, poco riguroso y muy subjetivo, tal como se había calificado también a sus otras biografías sobre Lenny Bruce, Bruce Lee y Elvis Presley.
El polémico libro, la polémica fuente
Una crítica dice: "El libro es un ejemplo señero de lo que se ha llamado patografía: una biografía tan desfavorable al biografiado que parece más bien el informe de un abogado del Diablo decidido a acabar con él." [Mirá acá]
Otra más, señala: “Las muchas vidas de John Lennon” (en su título en la versión castellana del libro) más que una biografía más sobre el ex Beatle; es el pretexto que Goldman elige como el siguiente capítulo de su obsesiva batalla en la demolición de los mitos creados alrededor de personajes públicos que él (Goldman) asume que esconden algo muy sucio e inconfesable (por ellos mismos) debajo de su imagen pública; luego entonces es su deber el escarbar entre la mierda más profunda para derribar esos mitos y dejar a los ídolos desnudos y expuestos a la mirada crítica e hiriente de todo mundo." [Mirá acá]
Hay, al menos, una validación poco rigurosa de las fuentes, en todo el planteo.
Y un detalle más, aunque el artículo está repleto de otras objeciones por el estilo de las anteriores: en un pasaje se refiere a Robert Fraser, el marchant y galerista, algo mayor que los jóvenes McCartney, Lennon, Asher, Dunbar, Miles y demás, a quien se reputa de haber sido en Gran Bretaña, el primero en acceder al LSD y se lo asocia por ello con el Dr. Robert de la canción homónima del álbum Revolver. Esta es una asociación que ha sido hecha, pero ni por lejos la que tiene más adeptos ni la que aparece como más certera. La mayoría de los testimonios se inclinan por el médico neoyorquino Charles Roberts, de moda en el ambiente de artistas de la Gran Manzana, ya que administraba LSD y anfetaminas a sus pacientes. Otra hipótesis señala, con menos fuerza al Dr. John Riley, el dentista que administró por primera vez LSD a dos de los Beatles [John y George] sin que ellos fueran conscientes de lo que estaban tomando. Y hay quienes entienden que el personaje alude a otro doctor neoyorkino, del mismo ambiente que el anterior y que usaba los mismos métodos para el mismo público, llamado Robert Freeman [no es el fotógrafo]. De modo que así queda visto cómo las informaciones que nos provee la señora Lady Ruth no son completas y quedan sesgadas.
De ahí entonces, lo que iniciaba este post. Esa tendencia a la verdad incompleta, al descrédito del otro a partir de sugerencias no fundadas o basadas en fuentes que dicen supuestas verdades, desatan lo que el profesor Basilio cantaba y que terminaba con que aquel que era víctima de esa mentira encubierta llamada calumnia sintiera que la muerte era un destino preferible. Y potencian al Sindrome Barbero de Sevilla: miente, que siempre algo queda, una mentira repetida cien veces se convierte en verdad.
Por ahora es suficiente, pero volveremos sobre otros aspectos de esta novelesca trama que parece no tener fin en imaginación, argucias y vericuetos.
Nos encontramos pronto, aunque seguramente será el año que viene.
FELIZ COMIENZO Y MEJOR CONTINUACIÓN en 2015 para todos los amigos de ABBEY ROAD!!!