Paul McCarthy ( una anciano peligroso haciendo arte más peligroso todavía)

“Some material in this exhibition may not be suitable for young viewers.”
(mensaje colgado a la entrada del MOCA de Los Angeles en una retrospectiva sobre Paul McCarthy).
Si tuviésemos que buscar algún calificativo para definir la obra y las performances de Paul McCarthy (fuente de inspiración para posteriores creadores), palabras como subversivo, rebelde, absurdo, burlón, obsceno, cínicamente violento e ilusoriamente inocente podrían servirnos para ello.

Muchos la han calificado, libre y rápidamente, de violento, pero, en su trabajo, esa violencia no es más que ilusoria y falsaria, como la que vemos cada día en nuestras películas preferidas o en la serie de televisión de turno. Está pero no es. El único problema que surge en el espectador que se detiene ante su obra, es que incomoda. Y mucho.
Por ejemplo, uno de sus personajes recurrentes, Big Robert, posee unas manos (artificiales y de plástico) enormes y McCarthy introduce las suyas dentro de las del muñeco. Es entonces cuando comienza a golpearlas bruscamente, como si estuviese loco o poseído, hasta que se rompen, se fracturan sus dedos y comienza a manar sangre de ellas. El público, llegado a este punto, no sabe si reírse de la situación grotesca o preocuparse por si el autor se ha lastimado realmente y esa sangre es suya. Se ríen finalmente, pero se sienten incómodos al hacerlo.
Pero temas como los iconos pop, los políticos, la sociedad en general (y la americana en particular), la violencia familiar o el abuso (en la impactante "The Garden") son también motivo de crítica y reflexión en sus dibujos, pinturas, fotografías, esculturas y espectáculos en vivo (técnicas artísticas que no duda en combinar y manejar de forma genial) en las que todo está salpicado de ketchup (sangre), mostaza (sudor), mayonesa (esperma) y chocolate (heces). También, el cuerpo, nos dice McCarthy, puede ser visto, trístemente, como objeto de maltrato, como cubículo para las miserias y los miedos del ser humano.
McCarthy, según palabras de él mismo, no pretende escandalizar a nadie con su obra, "sino crear imágenes evocadoras" que susciten en el público algún sentimiento de preocupación, pero es inevitable que algunos se sientan ofendidos ante lo que este anciano nos propone, porque a nadie le gusta saber la verdad de las cosas. En lugar de escandalizarse, deberían pararse a reflexionar sobre el por qué de aquello que se les ofrece.
Apple Heads on Swiss Cheese
Spaghetti Man
Bossy Burguer
Caribbean Pirates
Mechanical Pig
Mutant
The Bush Pieces
 Picadilly Circus
Piggies
The Garden
Complex Shit