Paula Vázquez está muy curiosa, yo creo que estaba más guapa de lo que está ahora, o sea; aunque las prominencias pectorales parezcan adquiridas sin que la naturaleza haya tenido mucho que ver en ello. A Paula, presentadora de postín, icono en tiempos pretéritos de belleza y sensualidad, le han robado o manipulado las instantáneas, o eso dice ella, que aparece poco agraciada en las imágenes de la revista. Las modelos que miden metro setenta y cinco y se meten en una talla treinta y seis, son espaguetis, sin las curvas que habitualmente lucen las mujeres y que son propias de su sexo. El empeño de modistos homosexuales en crear un icono de mujer andrógina ha hecho mucho daño a la sociedad en general, cuyas féminas tratan, muchas veces, de imitar iconos que rayan lo patológico. Sin el gusto por las mujeres que magistralmente pintaba Rubens, el sacrificio de las tallas pequeñas ni merece la pena, ni siquiera es sano. En tiempos de la revolución francesa, era signo de distinción la palidez, pues lucían moreno quienes se veían obligados a trabajar, como suele ser normal; hoy en día nos peleamos por lámparas que nos acercan a otra raza mientras aceleran la aparición de melanomas, porque la moda es justo la contraria. Soy como todo el mundo por el miedo a ser como todo el mundo, y eso empieza a ser peligroso, además de un defecto.