Título: Payasos en la lavadora
Autor: Álex de la
Iglesia
Editorial: Planeta
Año de publicación: 1997
Páginas: 167
ISBN: 8408020803
Descubrí al cineasta
Álex de la Iglesia como escritor el pasado mes de octubre con
su segunda novela, Recuérdame que te odie, que se ha
publicado este mismo año, una obra que, como sabéis los que
leísteis la reseña, me sorprendió y me gustó mucho. Tanto, que me
ha faltado tiempo para devorar su primera novela, Payasos en la
lavadora, publicada hace ya 17 años. Lo hice porque me gustó
mucho el estilo del bilbaíno a la hora de escribir y, además,
porque el protagonista del primer libro es Juan Carlos Satrústegui.
Se trata de uno de los personajes secundarios que más me hizo disfrutar en
Recuérdame que te odie. Y lo ha vuelto a conseguir en Payasos
en la lavadora, un libro que me ha gustado aún más si cabe. Me ha gustado, me ha
hecho reflexionar, me ha entretenido y, por encima de todo, me ha
hecho reír a carcajada limpia. No se le puede pedir más a una obra
de menos de 200 páginas que se devora en un par de tardes y que, al
menos a mí, me ha sabido a poco y me ha dejado con ganas de mucho
más.
El protagonista absoluto
y narrador de esta historia es Juan Carlos Satrústegui, un joven
poeta que ha publicado un único libro que no fue bien recibido ni
por los lectores ni, sobre todo, por la crítica. Está obsesionado
con las malas opiniones que han escrito sobre él en los medios de
comunicación y muy enfadado con los críticos y con su propia
editorial, que no quiere publicar todavía su segundo poemario.
Se siente injustamente
tratado, incomprendido, está enfadado con el resto del mundo, porque
todos están en su contra, no le entienden, son inferiores, él es
superior, más inteligente, más culto. O eso es lo que cree él.
Toda su ira, su odio y su “ascopena”, un concepto que explica
detalladamente para deleite de los lectores, se centra especialmente
en Marcusse, un crítico que se ha convertido en su principal enemigo
y del que desea vengarse con todas sus fuerzas.
Conocemos a Satrústegui
en su ciudad, Bilbao, durante las fiestas, la Semana Grande o Aste
Nagusia. A modo de diario, como único narrador y en primera persona
vamos conociendo cómo fue su infancia, sus recuerdos de los amigos
del colegio, la relación con su abuela y el resto de su familia, sus
relaciones amorosas...
Pero poco a poco, por
cómo se ve a sí mismo y, sobre todo, a los demás, entendemos que
Satrústegui es un enfermo mental, un esquizofrénico que sufre
delirios, paranoias, obsesiones y que por encima de todo distorsiona
la realidad. Sufre una gran locura.
Sí, está loco, pero es
imposible no cogerle cariño mientras le acompañamos en sus noches
de fiesta por Bilbao. Los katxis de kalimotxo en las txoznas, los
antros en los que la música bacalao suena a todo volumen, la gente
que va conociendo, las palizas que recibe...
Porque hay que decir que
el pobre tiene una mala suerte espantosa, todo se vuelve en su
contra, pero él no pierde el buen humor, su particular forma de ver
la vida. Con un ritmo vertiginoso en el que las situaciones más
imprevisibles, sorprendentes, surrealistas y desternillantes se van
sucediendo sin dar tregua al lector, Satrústegui se sumergirá y nos
arrastrará a un caos apocalíptico con un final tan alocado como
coherente.
Drogas, alcohol,
violencia, kale borroka, enfrentamientos con la ertzaina, música y
frikismo, mucho frikismo. Reconozco que el libro me ha gustado tanto
no solo por el protagonista y el estilo del autor, también ha
influido mucho el escenario, la Semana Grande de Bilbao, un ambiente
que al ser de Pamplona, me resulta muy cercano, familiar y conocido.
Y, por otro lado, sé que me hubiese gustado todavía más si fuese
más friki.
Álex de la Iglesia hace
gala de su frikismo con multitud de referencias a cómics, libros y
películas que o no las conocía o me sonaban muy poco. Así que si
sois del Norte el libro os va a encantar. Si sois frikis, también.
Pero tranquilos, que si no sois ni una cosa ni la otra también os lo
recomiendo porque vais a pasar un rato muy, muy divertido.
Igual que en Recuérdame
que te odie, el cineasta combina también a la perfección en su
primera novela el humor, el absurdo y el lenguaje fresco y
desenfadado con la crítica a la sociedad con una fina ironía y un
sutil sarcasmo que resultan irresistibles.
Una novela urbana,
contemporánea, fresca y, cómo no, noventera. Una historia que hace
las delicias de los que ya teníamos unos pocos años en esa década
y que nos trae muchos recuerdos como, por ejemplo, aquel anuncio en
el que salían unos payasos en la lavadora...
Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.