Siguiendo con los análisis de los candidatos presidenciales, tenemos este artículo escrito por Augusto Álvarez Rodrich titulado El paraíso no estaba en la otra esquina, publicado ayer martes 5 de abril por el diario La República sobre el crecimiento electoral de Ollanta Humala:
El crecimiento de la candidatura de Ollanta Humala durante las últimas tres semanas desafía la creencia extendida de que el Perú había entrado a una fase de progreso inexorable que implica un no retorno en el manejo económico establecido hace dos décadas en el país.
El promotor de dicha idea fue el presidente Alan García, quien se pasó los últimos años repitiéndola y hasta sosteniendo que el Perú se había convertido en la ‘envidia’ de la región.¿Qué puede haber pasado, entonces, para que los peruanos estemos dispuestos a tirar por la borda lo avanzado –que es bastante pero obviamente insuficiente– en ese paraíso que el presidente decía que estaba a la vuelta de la esquina?La explicación radica en lo comentado la semana pasada en este espacio a propósito del estudio El Perú en el umbral de una nueva era preparado por el Banco Mundial sobre la evolución en la última década, que concluye que si bien el país fue uno de los de mayor crecimiento en América Latina, el avance en el terreno social estuvo muy por debajo del promedio regional.Un error de esta apreciación triunfalista del gobierno fue refugiarse en la cifra de reducción de pobreza de unos quince puntos lograda durante este lustro político, la cual es, sin duda, importante, pero engañosa. Primero, porque, a pesar de ello, sigue siendo un escándalo que un tercio de la población siga en estado de pobreza. Segundo, porque los peruanos que dejaron de ser pobres durante este quinquenio no se convirtieron–como creen algunos– en gente que, inmediatamente, resolvió todos sus problemas pues su situación sigue precaria.
Tercero, está el sentimiento de –para usar palabras que le gustan al presidente– envidia que producen entre los pobres y los flamantes ‘ex pobres’ las exhibiciones frecuentes de ‘progreso’ que ocurren ante sus ojos sin que ellos puedan aspirar a algo parecido. Automóviles relucientes que inundan las calles, edificios nuevos que se construyen, playas de lujo, restaurantes estupendos y conciertos de Shakiras a los que nunca irán.No es seguro que Humala vaya a ganar en la segunda vuelta que podría repetir el resultado del año 2006 en el clásico ‘sistema versus antisistema’, pero es evidente que el crecimiento de su candidatura constituye una nueva advertencia de que, en medio de los récords macroeconómicos y la euforia empresarial, ‘algo’ anda sin ser resuelto en el plano social, lo cual es recordado cada cinco años.La solución no es, por supuesto, ‘el cambio de modelo’ sino que este incluya un enfoque responsable y profesional de los asuntos sociales que no sea –como suele ocurrir– nada más que fuegos artificiales.