El cielo limeño es siempre gris, no es que va llover, así es el color del cielo en Lima y más todavía en época de Invierno. Gris también es la existencia de la niña Cayetana (Fátima Búntnix), es el año 1982 y la gente anda con miedo porque hay una ola de violencia en el país. Su madre (Katerina D’Onofrio)se ha divorciado y se ha vuelto a casar. Cayetana la aborrece por haber cambiado a su padre. En su colegio, la profesora de religión les ha dicho a las niñas que “aquellas madres que se divorcian y se vuelven a casar, son castigadas por Dios y son enviadas al infierno”. Cayetana se prepara en el baño, mirándose al espejo con mucha malicia, para comunicarle a su madre que lo de ella no va ser ir al cielo. 
Una mañana su madre le comunica a Cayetana que va tener un hermanito, producto del amor con su padrastro. Cayetana se enfurece, es que para ella “no es posible que brillen dos soles al mismo tiempo”, ella ha sido la reina hasta ahora, con el nacimiento de ese niño va pasar a un segundo plano (o quizá a un tercero o cuarto plano). Cayetana, que nunca sonríe, ahora está más seria que nunca. Ella no quiere terminar siendo invisible a los ojos de nadie, la sola idea de una mayor soledad es terrible, se le ocurren ideas como que “el día que nazca su hermano, ella va morir”. La pregunta es ¿Qué va hacer ahora que faltan un par de meses para el esperado evento?. Crecer y encontrar respuestas en esta vida, implica sufrir, es hora de que ella se atreva salir de esta caparazón en la que vive, una forma es haciendo preguntas a los mayores e inclusive a los menores (de todos se puede aprender, inclusive de la historia del país y de sus héroes).http://observandocineperuano.blogspot.com/feeds/posts/default
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