El año 2008 es el punto de inflexión en la historia de la civilización moderna, esta fecha seguramente fue el principio del fin de la globalización, de la desindustrialización y de la relocalización. Los historiadores datarán ese año como el inicio del fin de la civilización industrial. Por supuesto, es un proceso a largo plazo, el evento es singular. Tradicionalmente los peakoilers del petróleo se han obsesionado con la tasa global máxima de producción. Sin embargo, la exportación neta de petróleo es el mayor problema de hoy en día, debido a que la extracción de petróleo se ha estancado en una meseta y el consumo interno de los países exportadores de petróleo está en constante aumento. Por lo tanto, el petróleo disponible es menor cada año en el mercado internacional, incluso si la tasa de extracción es la misma. Muchos peakoilers piensan que la crisis neta de exportación de petróleo puede ser la cuestión que marque la geopolítica en la próxima década. Probablemente nos acercamos hacia el “precipicio de la energía neta”, con la caída de la rentabilidad energética a causa de la onerosa factura en la extracción de petróleo y la demanda insaciable de energía en sectores cada vez más grandes de nuestra sociedad industrial. Es muy posible que no haya una disminución gradual en la producción de petróleo después del Peak Oil, al contrario, la merma se puede acelerar.
La mayoría de la gente únicamente se preocupa del pico del petróleo cuando los precios del petróleo suben. Cuando los precios bajan piensan erróneamente que el peak oil no les va a afectar en su vida cotidiana. Los analistas del cenit del petróleo hace tiempo pronosticaron que el pico de petróleo provocaría la contracción económica, los precios del petróleo caerían por un corto período de tiempo para luego subir de nuevo conformando un ciclo de contracción-recuperación.
Los ciclos de contracción-recuperación se van a repetir, pero cada vez de una forma más profunda y grave. Es probable que la implosión del sistema financiero de los países súper-endeudados como EE.UU, muchos países europeos y Japón sea inevitable debido a la dificultad de reiniciar el crecimiento económico. Los rescates y paquetes de estímulo pueden ganar algo de tiempo pero no solucionan el problema. El proteccionismo y la depresión económica-social irán en aumento, muchos estados se verán obligados a elegir entre tres opciones: híper-inflación, impuestos altos y la reducción del gasto público, o el impago de su deuda, es decir, la quiebra. Las quiebras o la explosión de la madre de todas las burbujas quizás sean inevitables para algunos países. La grave crisis griega señala el comienzo de esta tendencia. En la época de energía barata los gobiernos son relativamente tolerantes y diversos grupos étnicos y religiosos conviven en paz. Pero en la era de la energía cara y de crisis económica, las tensiones sociales pueden aumentar y los gobiernos se verán obligados a aplicar medidas represivas y draconianas: cierre de las fronteras, prohibición a la inmigración, restricciones de las libertades civiles y los derechos fundamentales. El aumento de los precios, el constante desempleo y los onerosos impuestos provocarán el empobrecimiento y posterior desaparición de las clases medias. Es posible que en un futuro no muy lejano, más allá del 2025 se produzca una desintegración de las sociedades industriales, el decremento demográfico a nivel global y un deterioro notable de la complejidad económica y tecnológica. En el año 2030 la producción de petróleo mundial probablemente será la mitad a la del 2008 con una población aproximada de 8.500 millones de humanos. Estos acontecimientos no serán el apocalipsis sólo señales claras de un nuevo colapso de una sociedad compleja, un tema de frecuente estudio científico. Es imposible una recuperación real de la economía a largo plazo sin un retorno a la era de la energía barata y abundante. El aumento de la violencia geoestratégica y las políticas de acumulación serán proporcionales a la disminución del petróleo disponible en el mercado mundial. Se multiplicarán los conflictos sobre las últimas reservas rentables de energía fósil. La globalización podría ser relegada al basurero de la historia y las grandes mega-ciudades supuestamente demasiado grandes para caer, caerán. Pero el colapso deberíamos entenderlo como un proceso gradual y a largo plazo, para los seres humanos equivalente a varias décadas. El colapso no será igual en todas las regiones del globo, se verán afectadas de manera diferente, dependiendo de la densidad de población, la situación geo-política, la estructura étnica, religiosa, el nivel de industrialización, el nivel educativo, los ejércitos etc.