El mero coral colabora con otros peces indicándoles posibles presas
Los grandes simios y los cuervos han sido conocidos por usar el lenguaje de señas. En un principio, los científicos de la Universidad de Neuchatel en Suiza y de la Universidad de Cambridge han descubierto que un pez de arrecife, el mero coral, también lo hace. Por otra parte, los meros coral utilizan sus habilidades de comunicación para ayudar a otros tipos de peces.
Los meros coral (Plectropomus pessuliferus marisrubri) son peces depredadores que viven en los arrecifes tropicales. Pueden tener unos tres pies de largo (1 metro) y se ha observado previamente que tienen una "relación inusual" con otros dos tipos de grandes peces, las morenas gigantes (Gymnothorax javanicus), que pueden medir casi 10 pies de largo (3 metros), y el pez napoleón o lábrido (Chelinus undulatus). Los machos del lábrido napoleón crecen hasta unos seis pies de largo y las hembras hasta tres pies.
Los científicos descubrieron que los tres tipos de peces cooperan para buscar comida. Cada uno contribuye con habilidades específicas: el mero utiliza su "velocidad de ráfaga" para capturar a sus presas en el agua. Las morenas son capaces de insertarse en las grietas donde se encuentran los peces más pequeños. Los napoleón usan su poderosa y extensible mandíbula para succionar la presa en un agujero o simplemente aplastar el arrecife donde se ha refugiado un pez.
En la caza, el mero utiliza dos "señales". Se trata de una "vibración de alta frecuencia" que equivale a una sacudida de su cuerpo, que se realiza frente a una morena como una especie de "invitación" para unirse a la caza de presas. El segundo gesto, una "parada de cabeza" - en el que se posiciona en vertical y con su cabeza hacia abajo - es "referencial", el mero lo utiliza para indicar a sus compañeros de caza donde podría estar escondido un pez más pequeño, o donde estaba el último visto.
Los investigadores observaron estos comportamientos entre los tres tipos de peces en 187 horas de observación en las aguas de Egipto y los arrecifes de Australia. Encontraron 34 casos en que el mero realizó una parada de cabeza y, en 31 de estos casos, apareció rápidamente una morena o un pez para echar un vistazo a la ubicación que había indicado el mero. La presa fue capturada en cinco ocasiones.
El estudio revela que no sólo los vertebrados con grandes cerebros son capaces de comunicarse con señales que se dirigen a un destinatario específico, sino que son señales voluntarias y han demostrado que hacen "señas de identidad intencionadas". De hecho, algunos tipos de pecestienen un "objetivo específico en cuenta" y tratan de comunicarlo a través de gestos que no son del todo involuntarios:
La evidencia clave es que el mero elabora su señal de parada de cabeza cuando la morena no reacciona adecuadamente a su señal y hace una señal diferente y en algunos casos incluso intenta empujar a la morena en la dirección de la presa. Los investigadores también observaron meros que esperaron escondidos por encima de una presa durante 25 minutos antes de señalársela a un socio depredador que pasa. Ellos dicen que esto sugiere que los meros pueden actuar al nivel de los monos en una tarea de memoria utilizada para evaluar la capacidad cognitiva.
"En el mundo animal, las posturas o gestos referenciales sólo se han visto hasta ahora entre los grandes simios y los cuervos", comenta Redouan Bshary de la Universidad de Neuchâtel.
Se ha enseñado a hacer signos a chimpancés, gorilas y orangutanes, con un poco de aprendizaje realizan más de 200 signos diferentes. Se ha encontrado que los cuervos hacen "gestos" con el pico y las alas. Cuando se trata de comunicación, todos hacemos lo que podemos para conseguir ser tomados en cuenta.
Artículo científico: Referential gestures in fish collaborative hunting