Revista Cultura y Ocio

Pedradas que no descalabran

Publicado el 03 marzo 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha

 

Librería Espai Literari - Apedrea a un escritor

Primera edición de ‘Apedrea a un escritor’.   Foto: Librería Espai Literari

No estamos acostumbrados a que nos digan que algo que hemos creado no es bueno, no gusta o estaría mejor de otra manera. Normalmente no estamos preparados para encajar las críticas negativas, y solemos interpretarlas como un ataque personal. No creo que sea un buen enfoque cuando pretendemos mejorar en la disciplina que sea. Si nadie se atreve a decirnos lo que hacemos “mal” no seremos conscientes de ello, con lo que estaremos condenados a repetir los mismos errores. Claro que si se atreven y nos lo tomamos a la tremenda tampoco servirá de mucho. 

Cuando la librería Espai Literari de Barcelona lanzó la propuesta de juntar a un escritor con sus lectores para criticar su obra sin tapujos (pero educadamente, por supuesto) no lo pensé ni un segundo y me ofrecí como conejillo de indias. No voy a esconder el principal motivo que me llevó a ello: era una oportunidad más de promoción para El viaje de Pau. Una iniciativa tan original, tan inaudita en un mundo, el literario, en el que a los autores les encanta que hablen… bien de sus obras, por fuerza tenía que conseguir alguna repercusión, y cuando hablamos de un autor independiente con una obra autopublicada, que intenta asomar la cabeza, no se puede dejar pasar la más mínima ocasión.

Apedrega un escriptor

Haber leído el libro y ser respetuoso, únicos requisitos para participar. Foto y diseño: Benjamín Recacha

El segundo motivo, a muy corta distancia del primero, era escuchar a lectores con vía libre para criticar abiertamente mi novela. Lectores sin el más mínimo lazo afectivo hacia mí, desconocidos, amantes de la literatura y que, siendo un requisito imprescindible haber leído el libro, previsiblemente lo harían desde un punto de vista especialmente crítico, atentos a los aspectos mejorables. Se supone que es lo que hacen las editoriales, sólo que en mi caso albergo serias dudas de que alguna de las que recibieron el manuscrito realmente lo leyeran antes de rechazarlo. Era pues, una oportunidad magnífica para escuchar la voz del “editor”.

El tercer y último motivo, aunque mucho menos trascendente, era comprobar si, como creía a priori, encajaría bien las críticas. Creo ser una persona humilde, poco pretenciosa, pero también bastante segura y con el depósito de autoconfianza lleno. El viaje de Pau es mi primera novela y, por tanto, sería absurdo considerarla inmejorable. Sin embargo, es la novela que quería escribir; quedé satisfecho con el resultado final. Cuando tuve que decidir el estilo y el punto de vista narrativo tomé una decisión, arriesgada quizás para un escritor novel, y la mantuve hasta el final. La primera persona, combinando los puntos de vista de diferentes personajes, y el tiempo presente, lo que imposibilitaba el uso de un narrador, limitaba muchísimo mi margen de maniobra, pero quise demostrarme que era capaz de escribir esa novela, y lo conseguí.

Las reacciones que he ido recibiendo de lo que para mí son muchos lectores, tan desconocidos como los que el sábado me acompañaron en Espai Literari, me han convencido de que El viaje de Pau tiene un público potencial importante, así que escuchar las opiniones que normalmente un escritor (desconocido) no recibe de sus lectores, es decir, las negativas, no me podía hacer daño.

Soy plenamente consciente de que igual que hay gente encantada con mi novela (muchos pasáis por aquí regularmente), hay quienes la considerarán simplemente una historia entretenida, otros que pensarán que es floja y otros que la habrán incorporado al larguísimo listado de libros que jamás debieron escribirse. ¿Por qué no aprovechar la oportunidad de escuchar sus razones?

Está claro que si no hubiera obtenido tan buenas críticas previas no me habría ofrecido voluntario. Puedo tener mucha seguridad en mí mismo, pero no soy masoquista.

La valoración que hago del experimento es muy positiva. Una decena de críticos potenciales acudió a la cita con los deberes hechos, y tras unas primeras “pedradas” (“Apedrea a un escritor” era el lema del encuentro) de tanteo, no tardaron en surgir las críticas serias. En la sala había un par de escritores, experimentados (escritor y escritora), de los que revisan una y mil veces sus creaciones antes de darles el visto bueno (que nadie interprete una crítica por mi parte a esa manera de trabajar), que, lógicamente, habían diseccionado la novela hasta el punto de dejar poca cosa en pie. Lo soltaron todo, no tuvieron piedad con el pobre Pau y compañía y, sin embargo, no me sentí atacado en ningún momento. Las aportaciones de todos los asistentes me resultaron muy enriquecedoras. Es evidente que no servirán para mejorar El viaje de Pau, pero sí las voy a tener en cuenta para obras futuras.

Con ello no quiero decir que vaya a seguir al pie de la letra todo lo que dijeron, porque no podemos olvidar que, al fin y al cabo, no se trata más que de opiniones subjetivas. Lo que para una persona es una carencia o un error para otra puede ser incluso un punto fuerte. Ya he comentado que he escrito la historia que quería, consciente de que habría quien la consideraría floja, pero también confiando en que a otros lectores les engancharía la frescura, el dinamismo y la sencillez con los que está contada. Honestamente, creo que El viaje de Pau contiene mi esencia, mi sello personal, y estoy muy orgulloso de haber sido capaz de escribir una novela que desde la primera hasta la última línea se nota que es mía.

Aureli Vázquez, el “culpable” de haber creado ese oasis para los autores desconocidos que es Espai Literari… y de haberme servido en bandeja a un grupo de “leones hambrientos”, cerró la tertulia, porque acabó siéndolo, con una frase que resume a la perfección mi experiencia creativa y que para mí significa la constatación de que acerté: “Se nota que has disfrutado escribiendo esta novela”. Desde luego que sí. Muchísimo. Indiscutiblemente, ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.

Los que esperabais “carnaza”, tranquilos, que no me voy a despedir sin una pequeña ración. No puedo explicar mucho porque no quiero desvelar partes trascendentes de la trama, pero sí apuntaré algunas de las cosas que me criticaron:

–   La falta de narrador resta fuerza a la historia y el exceso de diálogo incurre en reiteraciones.

–   Los personajes son demasiado planos, sin matices, y evolucionan poco.

–   Se abren demasiadas tramas paralelas que a menudo se resuelven muy rápido.

–   Miedo al conflicto. Todo acaba teniendo solución.

No voy a rebatirlas. Sólo diré que buena parte de ellas las esperaba. Algunas las comprendo y creo que están relacionadas con el punto de vista narrativo, pero otras no las comparto, aunque evidentemente las acepto. El lector siempre tiene la razón. En cualquier caso, por si algún lector potencial duda tras leer esto, que antes de tomar una decisión se pase por aquí, donde encontrará numerosos ejemplos de la otra cara de la moneda.

Librería Espai Literari - Apedrea a un escritor

Un “reconciliador” vinito para cerrar el encuentro.   Foto: Librería Espai Literari

Para acabar quiero reiterar mi agradecimiento a Aureli e Inma por lo bien que me están tratando en su librería, animarles a que sigan impulsando iniciativas tan interesantes y enriquecedoras, animar a otros escritores a dejarse “apedrear”, y recordar a todos los que os pasáis por aquí que El viaje de Pau está a la venta en más de una veintena de librerías, incluida la tienda on line de Espai Literari, recién estrenada. Así que si la queréis en papel y no disponéis de un punto de venta cercano, ya no tenéis excusa para no comprarla.

Por cierto, si alguien me quiere “apedrear” virtualmente tiene vía libre para hacerlo, siempre que sea de forma educada y constructiva. Prometo que no habrá represalias.

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Archivado bajo El viaje de Pau, Hablemos de libros

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