
Durante esos días el pueblo entero es adornado con velas que los lugareños y visitantes van encendiendo durante el transcurso de la tarde. Cuando llega la noche todas las luces del pueblo son apagadas para que sólo la luz de las velas ilumine las calles empedradas de este pueblo medieval, creando un ambiente muy cálido.
Además, en la plaza Mayor tiene lugar el Concierto de las Velas que, con música en directo, le da más encanto a la velada. La entrada no es barata ya que los precios son a partir de 49 euros. Además, en el momento de empezar el concierto anunciaron que iban a activar unos altavoces para que las personas que no estaban en la plaza pudieran disfrutar de la música. En realidad no sé si lo hicieron porque no recuerdo haber escuchado música, aunque tampoco le prestamos demasiada atención ya que nuestro objetivo era contemplar la cantidad de plazas, jardines, patios y ventanas adornados con miles de velas.
Tal y como ya he comentado al principio el pueblo es pequeño y se llena enseguida, con lo que recomiendo ir por la tarde para poder aparcar sin problemas y así también poder observar cómo va cambiando la luz a lo largo del atardecer.
En el caso de que tengáis intención de dormir en Pedraza, o alrededores, os recomiendo reservar hotel con mucha antelación porque unos 15 días antes todos los hoteles y alojamientos rurales de Pedraza, y pueblos cercanos, ya estaban agotados. Solamente encontré un par de alojamientos disponibles situados a unos 30-45 minutos del pueblo. De hecho reservamos en uno de ellos pero, al llegar, la propietaria del hotel se había confundido y había anulado nuestra reserva por error. A pesar de que nos ofrecía una habitación alternativa al mismo precio (pero sin tele, con dos camas, muy pequeña, etc.) al final decidimos irnos a casa a dormir ya que estábamos a algo más de 1.5 horas y tampoco era una distancia excesiva.
Llegamos a Pedraza sobre las 19h y ya no pudimos acceder al pueblo, sino que un poco antes de llegar nos desviaron para que aparcáramos en unos descampados cerca del cementerio que está algo apartado del pueblo. Desde allí obtuvimos una bonita panorámica de Pedraza.
Vistas a Pedraza

Vistas a Pedraza

Entrando en Pedraza
Nos dedicamos a recorrer el pueblo. Hay que decir que aunque no sea la noche de las velas Pedraza merece una visita. Nos encantó y disfrutamos cada uno de sus rincones. Visitamos el castillo y la Iglesia de San Juan. Tampoco quisimos perdernos la única ermita convertida en casa de España ni el museo al aire libre. Pero sobretodo disfrutamos de las calles adoquinadas y las casas de piedra adornadas con flores.

Castillo de Pedraza

Iglesia de San Juan

Ermita convertida en casa

Museo aire libre

Calles de Pedraza

Calles de Pedraza

Calles de Pedraza
Pedraza además posee muchos rincones para descansar y disfrutar de las vistas del entorno mientras esperamos a que llegue la noche. Además, durante esos días prácticamente todos los comercios están abiertos hasta altas horas de la tarde vendiendo bebidas y bocadillos, incluso tiendas de arte o carnicerías. Así que una buena opción es comprar (o llevar) unos bocadillos y sentarse en cualquiera de los muros de piedra para disfrutar de las vistas viendo anochecer.

A la que empieza a caer la tarde se vive un ambiente muy especial con la colaboración de grandes y pequeños para encender las velas y dejarlas listas para cuando el sol desaparezca por completo.



Y son muchas las casas que abren sus puertas para mostrar sus patios, algunos adornados con mucho gusto.


Pero es cuando llega la noche cuando todo cambia de dimensión. Llega el mejor momento para disfrutar del encanto de Pedraza y la magia de sus velas.













