No suelo ejercer la función periodística en esta web pero dadas las circunstancias sobre el cese del director de ‘EL MUNDO’, Pedro J. Ramirez, me veo obligado a crear la explicación más lógica y funcional de lo que sucede en este país llamado España y fundamentado en una ‘dictadura democrática’, un término que posee el mismo sentido que el poder establecido bajo una corruptela política organizada.
Por todo esto me acompaño en esta crítica citando a Manuel Castells para explicar exactamente la situación del poder en este país venido a menos.
“Si el estado interviene en la esfera pública en nombre de los intereses concretos que prevalecen en el estado, induce una crisis de legitimación porque se muestra como instrumento de dominación en lugar de ser una institución de representación. La legitimación depende en gran medida del consentimiento obtenido mediante la construcción de significado compartido; por ejemplo, la creencia en la democracia representativa. El significado se construye en la sociedad a través del proceso de la acción comunicativa.
Así pues, la capacidad de la sociedad civil para proporcionar contenido a la acción estatal a través de la esfera pública es lo que garantiza la democracia y, en última instancia, crea las condiciones para el ejercicio legítimo del poder: el poder como representación de los valores e intereses de los ciudadanos expresados mediante su debate en la esfera pública.
Cuando hay una separación entre un estado intervencionista y una sociedad civil crítica, el espacio publico se desmorona, suprimiendo la esfera intermedia entre el aparato administrativo y los ciudadanos.”
Resumiendo, la información cuesta un alto precio si vinculas la comunicación en contra del estado.