Revista Arte

Pedro Orrente, maestro viajero

Por Lparmino @lparmino
Pedro Orrente (1580 – 1645), en el complejo panorama pictórico del siglo XVII español, suele

Pedro Orrente, maestro viajero

Autorretrato, s. XVII, Pedro Orrente
Colección Particular - Fuente

ser considerado como uno de los últimos grandes nombres de la escuela toledana aunque sea necesario precisar su origen murciano. De hecho, Orrente es un personaje que no cesa en sus continuos traslados que le llevan de forma incansable en torno al eje planteado entre las ciudades de Toledo, Murcia y Valencia, sin olvidar su estancia en la corte madrileña. Fundamental en estos periplos laborales y formativos será su estancia en Italia, concretamente en Venecia, donde aprenderá todo el arte pictórico que en esos momentos se desarrolla en esa ciudad y transmitirá sus enseñanzas, debidamente matizadas por lo español, en sus sucesivos viajes y estancias en las diferencias ciudades que ya hemos mencionado.
  Aspecto fundamental para entender la trayectoria de Orrente fue su éxito comercial. En cierto

Pedro Orrente, maestro viajero

San Sebastián, h. 1616, Pedro Orrente
Catedral de Valencia - Fuente

modo, podría decirse que el pintor estaba imbuido de un fuerte espíritu emprendedor que era capaz de satisfacer plenamente los gustos de la clientela. En torno al 1600 se constata su presencia en Toledo, donde imperaban los nuevos gustos italianizantes que habían llegado a través de la decoración pictórica de El Escorial. Una importante clase intelectual toledana exigía una pintura acorde con los nuevos gustos que llegaban desde Italia. Orrente comprendió los nuevos aires que corrían en el devenir artístico y decidió partir hacia Italia, para así completar su formación artística. Es de suponer que se trasladaría hasta Venecia, donde se le supone un periodo de formación en el taller de los Bassano
Esta estancia veneciana será la que marque de forma rotunda el papel de Orrente en el acontecer de la pintura española de principios del XVII. El murciano será un mensajero fidedigno de las enseñanzas de los Bassano en particular y de lo veneciano en general, transmitiendo su aprendizaje en sus constantes mudanzas. Adquiere especial protagonismo en la introducción de los gustos venecianos en la pintura española del XVII mediante la vasta obra que ha dejado diseminada en Toledo, en Murcia, en Valencia o, incluso, en Madrid. Además, fueron precisamente estas enseñanzas italianas las que proporcionaron un gran éxito a Orrente entre la clientela con la que trabajó, sucediéndose los encargos, muchos de ellos llevados a cabo por un taller que se le supone amplio y desigual. En palabras de Jonathan Brown, de fácil éxito resultaron las composiciones de tema bíblico, tratadas como si fueran escenas de género, en las que abundaban los detalles y la minuciosidad en la representación de figuras humanas, animales y objetos de bodegón.
Pero fueron muchos, de nuevo tomando como referencia a Brown, los matices que pueden

Pedro Orrente, maestro viajero

Milagro de los panes y los peces, h. 1613, Pedro Orrente
Hermitage - Fuente

observarse en la obra de Orrente.
Pérez Sánchez considera la dificultad para encuadrar cronológicamente determinadas composiciones que se acercan las de El Greco (fue amigo de su hijo durante su estancia toledana); de la misma manera se puede citar un intenso tenebrismo que le pondría en relación con círculos caravaggistas, quizás conocidos en una posible estancia en Roma; y son muchos los matices del gusto hispano, especialmente en figuras potentes y monumentales llenas de vigoroso realismo. En su amplio repertorio, el San Sebastián de la catedral de Valencia, el Milagro de Santa Leocadia, esta vez en la catedral toledana, el Martirio de Santiago el Menor del Museo de Bellas Artes de Valencia, Labán busca los ídolos, del Museo del Prado… y un largo etcétera.

Fue tal su éxito entre la clientela pudiente del momento, que dejó una larga nómina de discípulos de segunda fila de los que apenas se pueden destacar un par de nombres. Quizás, según estiman los expertos en la materia, podría mencionarse el caso de Cristóbal García Salmerón (h. 1603 – 1666) que realizó importantes encargos en la catedral de Cuenca, o el de Mateo de Orozco, que continuaría la labor del maestro en Madrid, la villa que gracias a los favores regios se convertiría en uno de los principales centros de producción artística de los reinos hispanos.
Luis Pérez Armiño

Volver a la Portada de Logo Paperblog