El pasado 13 de noviembre el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, inauguró una nueva página web, dedicada a él mismo. Causó furor el cambio de su nombre por Pdro Snchz. ZP y Rbcb ya tenían digno sucesor. Sin embargo, dos semanas más tarde la web ha cambiado de diseño y el nombre de Sánchez vuelve a ser el pronunciable (su foto, por cierto, también ha cambiado; ya no es la de un cabizbajo aspirante a cantante de baladas para quinceañeras sino la de un aplicado estudiante haciendo sus deberes). En el corto espacio de dos semanas, Sánchez ha cambiado de nombre dos veces para, parecería, quedarse como estaba. Lo cierto es que ha ido a peor: ha desprestigiado su propio nombre.