Revista Salud y Bienestar

¿Pegar a un niño propicia que éste se vuelva agresivo?

Por David Ormeño @Arcanus_tco

Más de 160.000 niños han sido estudiados durante 50 años en este metaanálisis llevado a cabo por investigadores de las universidades de Texas en Austin y Míchigan. Y la conclusión, publicada recientemente en la revista Journal of Family Psychology, es la siguiente:

Pegar a los niños para corregir su comportamiento, es decir, el castigo físico, aumenta la probabilidad de que éstos terminen desafiando a sus padres y experimenten un comportamiento antisocial, desarrollen agresividad, problemas de salud mental e incluso dificultades cognitivas.

El castigo físico puede valorarse como un azote en el culo, en las pienas o en los brazos. Es el tipo de castigo que se evaluó, es decir, se excluyeron los castigos físicos más agresivos o severos. Tal y como explica Elizabeth Gershoff, profesora asociada de Desarrollo Humano y Ciencias de la Familia en la Universidad de Texas en Austin:

Nuestro análisis se centra en lo que la mayoría de los estadounidenses reconocerían como nalgadas, y no en comportamientos potencialmente abusivos. Nos hemos encontrado con que dar azotes estaba asociado con resultados perjudiciales e inesperados y, sin embargo, no se asoció con un mayor cumplimiento inmediato o a largo plazo (de las normas de los padres), que es lo que los progenitores esperan cuando deciden disciplinar a sus hijos.

Imagen | GotCredit


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