La creciente demanda por petróleo y gas está generando un nivel de exploración y desarrollo en el Amazonas occidental sin precedentes, según un estudio.
Sin embargo, afirman los investigadores, esta situación ha producido consecuencias ambientales y sociales en la región, que tenderán a agravarse si no se mejoran las políticas para minimizar el daño y proteger áreas específicas.
El Amazonas occidental sigue siendo un ecosistema prácticamente virgen y de gran riqueza biológica que alberga muchos grupos indígenas, varios de ellos en situación de aislamiento voluntario.
Save America’s Forests, una iniciativa orientada a proteger y recuperar los bosques naturales de todo el continente americano, trazó un mapa de las actividades actuales y potenciales de extracción de petróleo y gas en la región, a partir de datos gubernamentales y de fuentes periodísticas que realizan seguimiento del sector petrolero. Los resultados fueron publicados en PLoS ONE este mes (13 de agosto).
El análisis concluyó que los gobiernos han asignado unos 688.000 kilómetros cuadrados para actividades petroleras, tierras que pueden ser concesionadas a empresas estatales y multinacionales de energía. Alrededor de 35 compañías multinacionales ya están trabajando en ellas.
En Colombia, los bloques de exploración abarcan menos de la décima parte de la selva, pero en Ecuador y Perú representan más de dos tercios. En Bolivia y Brasil se han registrado escasas consecuencias, aunque las áreas de exploración crecen a gran velocidad.
“El mundo está al tanto de que el Amazonas oriental continúa sufriendo problemas de deforestación y fragmentación, pero la zona oeste del Amazonas aún presenta grandes extensiones intactas de selva húmeda”, contó a SciDev.Net el ecologista Matt Finer, integrante de Save America’s Forests.
“Nos preocupa la posibilidad de que estos proyectos dañen y abran el acceso a algunos de los lugares más remotos e intactos”, agregó Finer.
Los investigadores afirman que los gobiernos deberían estimular a las empresas para que lleven adelante los proyectos de extracción sin construir caminos, así se evita exponer la selva a la tala y la caza. También creen que deberían consultar a los pueblos indígenas sobre los proyectos de extracción y proteger a ultranza las tierras pertenecientes a grupos que viven en situación de aislamiento voluntario.
Además, plantean que las evaluaciones ambientales deben estar en manos de terceros neutrales y llevarse a cabo en el ámbito regional, no solo nacional.
Adalberto Luis Val, director del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia en Brasil, señala: “La exploración de gas y petróleo en el Amazonas debe ir acompañada de inversión en investigación científica, de modo que conozcamos los efectos que tiene la actividad sobre el medio ambiente y los habitantes de la región y podamos buscar alternativas para mitigarlos”.
Fuente: www.plosone.orgAmbiente y ecología
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