Un discurso ha calado en parte de la clase trabajadora, el discurso del fascismo, de un nuevo fascismo, el que aclama ahora a la hija de Le Pen en Francia, o en su día, a la hija de Mussolini en Italia. La crisis económica y de valores en Europa hace resurgir estos nacionalismos fuertemente identitarios. La pobreza es también caldo de cultivo de los fascismos. Los europeos somos víctimas de los extranjeros que nos quitan los puestos de trabajo, de los chinos que ponen las tiendas en nuestras plazas y abren domingos y festivos, de los "sudacas" que inundan nuestro sistema sanitario y obligan a un madrileño de pura cepa a hacer una cola delante de una mujer embarazada peruana ¡hasta ahí podíamos llegar! Son componentes victimistas que conducen a la violencia contra los enemigos. Todo con una escasa base intelectual donde se plantea una sumisión de la razón a la voluntad y la acción, donde a pesar de extenderse en un modelo de social interclasista, no deja de estar dirigido desde la oligarquía. La Historia nos ha enseñado a que no se puede jugar ni ser indiferente ante el renacer del fascismo en Europa. Igualmente es peligroso el calado de estas políticas en la clase obrera donde empieza a extenderse la idea de que la izquierda política y sindical no les sirve. Este lenguaje surge en conversaciones en pequeños bares de barrio donde un parado le echa la culpa de su situación a que al "moro" le vaya bien con su tienda, o donde surgen las bromitas xenófobas y homófobas, o la ridiculización de las políticas sociales. Se ponen sambenitos a los funcionarios, al cafelito de las once, a dónde van a parar sus impuestos, donde da igual derecha que izquierda, y donde los chistes del Madrid o el Barcelona dan paso a los de corte sexista. Son los templos de la nueva extrema derecha y los lugares que en su día abandonamos de nuestro discurso obrerista. Un dos de Mayo de hace 133 años se fundaba por un grupo de obreros e intelectuales el PSOE, algo de esto nos debía hacer reflexionar en este aniversario. La llama del fascismo con careta amable empieza a calar en Europa, el discurso de la extrema derecha, que aunque aquí esté camuflado y escondido en el PP, no lo podemos obviar, ni nos puede dejar de preocupar. En la película Novecento Bertolucci nos dice: Los fascistas no son como los hongos, que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos los que han plantado los fascistas, los han querido, les han pagado. Y con los fascistas, los patronos han ganado cada vez más, hasta no saber dónde meter el dinero. Y así inventaron la guerra, y nos mandaron a África, a Rusia, a Grecia, a Albania, a España,... Pero siempre pagamos nosotros. ¿Quién paga? El proletariado, los campesinos, los obreros, los pobres.