No obstante, por si nunca las habéis probado, os aseguro que se trata de una auténtica delicatessen, de uno de esos pecadillos gastronómicos que no debemos dejar de catar.
Sin más preámbulos, vamos a ello.
Las pencas de acelga no son ni más ni menos que los tallos de esta hortaliza. Podéis encontrarlas fácilmente en la mayoría de supermercados, bien sea en crudo o en forma de conservas ya cocidas, de bastante calidad en la mayoría de los casos. Hoy vamos a rellenarlas de jamón y queso, pero lo podéis hacer con cualquier cosa que se os ocurra. Siempre digo que en estos casos, lo importante es coger la idea, y después adecuarla a vuestros propios gustos o apetencias.
LOS INGREDIENTES (4 px)
- Pencas de acelga (500 g)
- Jamón en lonchas y queso para rellenar
- Harina y huevo para rebozar
- Hongos, setas o champiñones (300 g)
- Nata líquida (200 ml)
- Ajo (2 dientes)
- Cebolla (1 mediana)
- Brandy (1 chorrito)
- Caldo de jamón, de pollo, o agua
- Aceite para freír
- Mantequilla
- Sal y pimienta negra
LA RECETA
La receta es muy fácil pero un poco trabajosa, ya que hemos de rellenar y rebozar cada penca individualmente. Pero os aseguro que el trabajo merece la pena. Lo vamos a resumir en 6 sencillos pasos:
- Caso de que hayamos adquirido las acelgas en crudo, debemos separar los tallos blancos (pencas) de las hojas. La parte verde no la tiréis. La podéis utilizar exactamente igual que las espinacas; por ejemplo, en un cocido de legumbres, a la crema, o simplemente salteadas con ajo.
Una vez tenemos las pencas, con ayuda de un cuchillo o una puntilla, eliminamos las hebras o hilillos que las atraviesan longitudinalmente, ya que si no quedarán muy fibrosas. Si son tiernas y de tamaño reducido, podemos hacerlo bajo el chorro de agua con un estropajo tipo nanas o similar. Limpiamos cualquier impureza o tierra bajo el grifo y las partimos en trozos al gusto, de unos 8 o 10 centímetros.
Las cocemos en agua hirviendo con sal (como si fuera pasta) por espacio de unos 10 o 12 minutos. Pasado este tiempo cortamos rápidamente la cocción. Lo ideal sería pasarlas a un bol con agua, hielo y sal. Si no, simplemente las pasáis por agua fría.
Si las habéis comprado ya cocidas, os ahorráis todo este trabajo y simplemente escurrís todo el líquido y las pasáis un poco por el chorro de agua fría para eliminar el saborcillo cítrico que suelen tener este tipo de conservas. - Una vez bien escurridas y secas, viene la parte más engorrosa. Debemos encontrar parejas de pencas que tengan más o menos el mismo tamaño y rellenarlas con el jamón (podéis usar serrano, ibérico, o jamón cocido) y el queso (en este caso he utilizado queso manchego curado, pero poned el que más os guste). Lo haremos de la siguiente forma: Colocamos un trozo de penca como base, luego una loncha (a la medida) de jamón, una loncha de queso y otra de jamón para terminar. Finalizamos cerrando el conjunto con otra penca. Es decir, como si fuera un bocadillo donde el pan son las pencas, y el relleno: jamón, queso, y otra vez jamón. No es necesario atravesarlas con un palillo ya que, con un poco de maña, no se suelen desmoronar.
- Las rebozamos, pasándolas primero por harina y después por huevo batido, al que habremos añadido un poco de sal y una pizca de pimienta. Las freímos en abundante aceite, sacamos a una fuente con papel absorbente y reservamos. Si las probáis así solas, sin salsa, también resultan deliciosas.
- Para la salsa de hongos, en una sartén añadimos mantequilla, junto con la cebolla y el ajo picados finamente. Pochamos a fuego suave hasta que la cebolla esté tierna, pero sin coger color. Echamos los hongos troceados, con una pizca de sal, y dejamos hasta que suelten todo el agua. En ese momento incorporamos un buen chorretón de brandy y dejamos que evapore el alcohol. Añadimos la nata líquida y dejamos que reduzca hasta el punto de fluidez deseado.
- Ponemos la salsa en un recipiente adecuado, tipo paella o similar, rectificamos de sal y pimienta, y añadimos las pencas rellenas que teníamos reservadas para darle un ligero hervor al conjunto.
- Y el paso más importante de todos... ¡a comer y a disfrutar! Buena barra de pan, buen trago de vino, y a gozar, que son dos días...
LA DEDICATORIA
Esta receta, dejando de lado mi lado más sarcástico dada la fecha de su publicación; y sobre todo a que no quiero encabronarme ya desde el principio del año, os la voy a dedicar a todos vosotros, los sufridos lectores que aguantáis todas mis tonterías. También a todos los que me seguís en las llamadas "redes sociales" (o infernales, como prefiráis) y a los suscriptores por email.
Pues eso, que tengáis un muy feliz año 2015 y que los Reyes Magos os traigan, aparte de vuestros regalos, mucha felicidad.
¡Buen provecho!