Revista Opinión

Penélope y las doce criadas

Publicado el 18 octubre 2021 por Jcromero

Las grandes obras de la literatura resisten el paso del tiempo resistiendo a la amnesia colectiva, gracias a su calidad y por abordar temas que siempre han interesado al ser humano. También porque ofrecen pistas sobre la época en que fueron escritas, contribuyendo a divulgar otras formas de vivir, pensar o entender la realidad.

No es necesario haber leído La Odisea de Homero para conocer que su Penélope se convirtió en arquetipo de la mujer fiel y paciente. Un ideal que representaba esa tradición de la mujer sumisa. Un modelo de mujer que nos llegó por innumerables referencias que aludían a su tejer y destejer continuo. Lejos del olvido se hizo musa de novelistas, dramaturgos, guionistas, poetas o cantantes y en uno de los mitos más revisados por la literatura. Buero Vallejo, con La tejedora de sueños o Torrente Ballester, con El retorno de Ulises, por citar a dos escritores españoles, se fijaron en ella. Joan Manuel Serrat cantó a la mujer que tejía sueños mientras esperaba el regreso del amante "con los ojos llenitos de ayer". El siempre inteligente, irónico y socarrón Javier Krahe desmitificó el personaje y la epopeya homérica.

Penélope y las doce criadas

La modernización de los clásicos obedece a que conservan una vigencia secular. Así, su adaptación o recreación implica, en algunos casos, romper con esa imagen de la mujer que teje, borda o cose, como metáfora de la pasividad doméstica. En esta línea, Margaret Atwood contribuye a finiquitar ese papel de la mujer al servicio del hombre, dándole la palabra para que confeccione su propia versión.

Penélope y las doce criadas es una narración construida desde el más allá. Contada por una narradora, que habita en el inframundo, y que se asoma al mundo actual de los vivos: "Es como pasar la mano por el cristal de una ventana sucia para mirar a través de él". En este empeño Atwood se vale de las voces de las doce criadas como contrapunto, para confirmar o contradecir el relato de la protagonista. Este coro constituye un personaje colectivo que recuerda al coro de la Antigüedad clásica de tal manera que interviene, comenta o deja oír sus quejas para contribuir al mejor entendimiento del relato: "¡Exigimos justicia! ¡Exigimos un castigo! ¡Invocamos la ley de los delitos de sangre! ¡Apelamos a las Furias!". Penélope habla e intenta saber de Odiseo para contar aspectos que no tuvieron cabida en la gran epopeya.

Atwood ofrece un juego literario, una hipótesis con una narradora dotada de la perspectiva de los siglos para contar la historia de Odiseo, conocido como Ulises por los latinos, y así reinterpretar La Odisea de Homero desde el punto de vista de la esposa del héroe. En palabras de Asunción Martínez, Penélope y las doce criadas aborda las relaciones hombre-mujer y su desigualdad.

Atwood termina su obra con una mujer que decide no olvidar y con un Odiseo que eligió bañarse en el mar del olvido.


Volver a la Portada de Logo Paperblog