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PENSADORES ANÓNIMOS: para adictos al pensamiento

Publicado el 29 agosto 2013 por Alfredo Eduardo López Liñares @BackInMadrid
PENSADORES ANÓNIMOS: para adictos al pensamiento
Cómo suele pasar en este tipo de cosas, todo comenzó inocentemente. Empecé a pensar en las fiestas de vez en cuando para relajarme. Inevitablemente, sin embargo, un pensamiento llevó a otro, y pronto era algo más que un pensador social.
Empecé a pensar sólo -"para relajarme", me dije, pero yo sabía que no era cierto. Pensar se fue haciendo cada vez más importante para mí, y al final me la pasaba pensando todo el tiempo.
Empecé a pensar en el trabajo. Yo sabía que pensar y trabajar no son cosas que se deban mezclar, pero no pude evitarlo.
Empecé a evitar amigos en el almuerzo, a aislarme para poder leer Thoreau y Kafka. Me gustaba volver a la oficina mareado y confundido, preguntándome: "¿Qué es exactamente lo que estoy haciendo aquí?
Las cosas no iban bien en casa tampoco. Una noche apagué el televisor y le sugerí a mi esposa que habláramos sobre el significado de la vida. Ella pasó esa noche en casa de su madre y algunas más también.
Pronto me gané la reputación de pensador empedernido. Un día me llamó mi jefe y me dijo: "Pepe, me caes bien, me gusta como trabajas, y me duele decir esto, pero tu pensamiento se ha convertido en un problema real. Si no dejas de pensar en el trabajo, tendrás para buscarte otro trabajo". Eso me dio mucho más en qué pensar.
Llegué a casa poco después de la conversación con mi jefe. -"Cariño", confesé: -"He estado pensando..."
-"Sé que has estado pensando," dijo, -"y quiero el divorcio!"
-"Pero mi amor, no es algo tan grave."
-"Esto es muy serio", dijo ella, al tiempo que le temblaba el labio inferior. -"Pensás tanto como un profesor universitario y los profesores universitarios no ganan mucho dinero, por lo que si sigues pensando así no vamos a tener dinero!"
-"Eso es un silogismo falaz", le respondí con impaciencia y ella comenzó a llorar. “Ya es suficiente. Me voy a la biblioteca." gruñí mientras salía dando un portazo.
Me dirigí a la biblioteca, con el estado de ánimo como para leer a Nietzsche y escuchar un poco de radio. Entré velozmente en el estacionamiento y corrí hasta las grandes puertas de cristal... que no se abrieron. La biblioteca estaba cerrada. No lo había pensado.
Es el día de hoy que sigo pensando que algún Poder Superior estaba cuidándome esa noche.
De rodillas en el suelo sollozando y mientras arañaba el frío cristal, suplicando unas palabras de Zaratustra vi un cartel que me llamó la atención. "Amigo, ¿pensar en exceso está arruinando tu vida?" decía. Enseguida reconocí esa frase. Es el slogan de PENSADORES ANÓNIMOS.
Gracias a ellos soy lo que soy hoy en día: un pensador en recuperación. Nunca me falto a las reuniones semanales de PENSADORES ANÓNIMOS. En todas las sesiones miramos algún video no educativo, la semana pasada que fue "Porky´s" y la anterior “Jackass”. Luego intercambiamos experiencias acerca de cómo conseguimos no pensar durante la semana desde la última reunión.
Aún conservo mi trabajo y las cosas mejoraron mucho en casa. La vida comenzó a parecerme... más fácil, de alguna manera, desde que de pensar.
via The Jaywalker Site

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