Revista Diario

Pensamientos de un bipolar

Por Chak

Pensamientos de un bipolar En un mundo ideal los enfermos deberían tomar medicinas para curarse y seguir sus vidas de forma normal, siendo productivos, llevándose bien con sus familias, amando y siendo amado. Tomar las pastillas y seguir al pie de la letra las indicaciones del doctor sería suficiente para ser feliz. Claro que eso nunca pasa.
Salto de un lado al otro sin saber exactamente qué busco, o si busco algo, o sólo estoy huyendo de lo que pienso es mi destino: no hacer nada para no ser rechazado. En tanto menos me arriesgue a hacer nada, menos oportunidades tendré de ser relegado, de sentir la frustración. Saber que no soy bueno para nada. Para absolutamente nada.
Esa es la parte que más me asusta de todo lo que estoy viviendo. Darme cuenta de que soy tan mal bloguero como pésimo escritor, igual que no doy una como esposo, amante y ni qué decir de mi papel como amigo. En pocas palabras me siento como un bueno para nada. Un perfecto desconocido de la vida que anda en este planeta como un zombie sin el cerebro medio salido aunque con las babas colgando.
Y mientras más pasa el tiempo, más me voy dando cuenta de que soy un cobarde. Tanto así que me perfilo más como un fracasado eterno, inseguro de sus propios errores que como un exitoso hombre de familia capaz de darle a su esposa todo lo que se merece y haciendo lo que verdaderamente le gusta: escribir.
Escribir. Conectar el cerebro con las manos y las palabras. Buscar la imaginación, excarvar entre las emociones... Nada se me da...

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