La actividad en Málaga en torno al cine es frenética. Quiero estar en todas partes, asistir a todos los eventos, proyecciones, charlas, exposiciones… pero me es absolutamente imposible, se superponen tantas actividades que no puedo asistir ni al 30% de lo que se mueve, ni durmiendo 3 horas al día.
El viernes, muchas chicas habrían matado por estar donde estuve, en el photocall de la película ‘La mula’, con parte del equipo y, sobre todo, el más deseado, Mario Casas. Su llegada provocó un poco de histeria colectiva: las chicas más jóvenes, con la emoción de verlo, nerviosísimas, y algunos fotógrafos, con la posibilidad de perder la imagen del día, incluso se enfrentaron entre ellos. Evidentemente nuestro joven actor no tiene ningún tipo de culpa, es la subida de adrenalina que provoca en los demás.
Por fin pude acudir a la proyección de una película de la sección Zonazine, ‘Al final todos mueren’, un trabajo que reúne cuatro historias diferentes dentro del marco de que un meteorito va a chocar contra nuestro planeta y se va a acabar el mundo, con un magnífico prólogo y epílogo de Javier Fesser, en el que dos astronautas se preparan en el espacio para contemplar la destrucción del Planeta Azul. Los relatos son de distinta índole, y pasan del thriller al terror y de la comedia al cine fantástico, sin perder el romanticismo. Primero vemos los pensamientos de un psicópata frustrado porque su idea de llegar a la inmortalidad acabando con 100 personas parece que deja de tener sentido, y eso que estaba a punto de conseguirlo. Javier Botet, además de ser un excelente actor, del que seguro que disfrutaremos muchísimo en próximas ocasiones, también demuestra su capacidad para dirigir una obra. Luego, en torno a una piscina descubrimos con mucho humor quiénes son los románticos del fin del mundo. Una tercera historia nos plantea una situación de unos amigos que dan con una serie de entradas para poder acceder a un búnker que los pueda salvar de la destrucción del planeta; esta historia se cose de alguna manera con la primera, aunque no voy a desvelar nada. Por último, una pequeña aventura de un vendedor de una tienda de comics que se encuentra con una chica a punto de dar a luz. En general, la película atrapa, entretiene, divierte, crea momentos de repulsión, de miedo e incluso angustia. Lo tiene todo y bien dosificado. Y lo mejor, no te engaña; el título es insustituible, es el que mejor le encaja, dando cuenta de la inteligencia con que se ha concebido este delicioso pastel cinematográfico. Absolutamente recomendable, no dejen pasar la oportunidad de conocer un cine distinto, vibrante y lleno de humor.El documental ‘La plaga’ está tratado como una película de ficción, en el que se cuentan historias que se entrelazan: un joven moldavo que se entrena para competir en lucha libre y trabaja en el campo, una prostituta de edad ya avanzada y que está dejando de tener clientes, una joven filipina que trabaja en un centro de ancianos en el que no está a gusto y una señora mayor que sufre un problema respiratorio y precisa de atención sanitaria. El trabajo de Neus Ballús tiene una buena factura, aunque no llega a destacar sobre otros documentales. Se puede decir que al menos es honesto consigo mismo y nos acerca a realidades muy distintas aunque muy cercanas en lo físico.
Volviendo a la Sección Oficial, el trabajo dirigido por Alberto Lecchi, ‘Sola contigo’, nos presenta a una Ariadna Gil de nuevo en un papel de chica atormentada. La narración tiene la presión de una cuenta atrás, ya que la protagonista, al inicio, es avisada de que le faltan 5 días para morir, y durante todo el tiempo iremos teniendo constancia de ese dato. Maneja bien la tensión y desvela elementos de la historia poco a poco, para que los espectadores no pierdan el interés por lo que sucede. Sin embargo, no llega a atrapar. Pese a que los ingredientes están bien escogidos, probablemente al mezclarlos es cuando no se consigue el resultado pretendido. Incluso la revelación final, que consigue un buen giro en el guión, no tiene la contundencia que podría haber llegado a tener.
Para concluir, ‘Un berenar a Ginebra’ o, en castellano, Una merienda en Ginebra. La cinta catalana es eso: una merienda en Ginebra. No hay ironía ni dobles sentidos. Una dilatada conversación con Mercè Rodoreda, una escritora catalana reconocidísima. Su personaje tiene una voz que llega a molestar, sobre todo por las incesantes risas, que me recuerdan a las del personaje principal de ‘Amadeus’. Para quien tenga un interés en acercarse a saber el entorno de dicha señora puede servirle como documento de estudio. Para los que, como yo, no tenemos un especial interés en ella, aburre. No tiene nada que te enganche, ni trama, ni ningún elemento sorpresa. Es una cinta plana llena de datos que se pueden consultar en biografías de la escritora o en sus entrevistas; es un documental en el que la protagonista se ha sustituido por una actriz. Eso sí, el trabajo de Joan Carreras como escritora es impecable. Esperemos que lo próximo de Ventura Pons tenga algún aliciente más; por lo pronto, mi aliciente es pasar un buen sábado como última jornada del festival.