Revista En Femenino

People-pleasing: la falta de amor que te lleva a querer agradar

Por Lucy Chibimundo @chibimundo

El people-pleasing es la forma que tienen de llamar en inglés a vivir tratando de agradar a todo el mundo. No se trata de algo puntual si no de un estilo de comportamiento con el mundo en general, incluidos desconocidos o personas que no forman parte de tu círculo más cercano. Es normal querer agradar a las personas pero se puede llegar a convertir en un problema si esos comportamientos están tan arraigados que forman parte de tu personalidad.

¿De donde sale el people-pleasing?

Las experiencias de la infancia en este caso, como en muchos otros, nos moldean de forma significativa. Todo el mundo es sensible al rechazo, pero los que siempre están en alerta por si les dejan, en realidad están atrapados en una profecía autocumplida. Entender por qué actuamos como lo hacemos es clave para cambiar nuestros comportamientos.

Los niños criados con madres y padres comprensivos y afines aprenden que el amor no depende de ser una versión particular de uno mismo, ni de cumplir todas las expectativas de los padres. Esto no significa que no haya expectativas (que las hay), sino que la retirada del amor no será una consecuencia del fracaso.

Las personas con un apego seguro saben que el amor no es una transacción y que los errores y fracasos forman parte de la vida. A nadie le gustan los fracasos, pero saben que se les apoyará cuando ocurran.

¿Qué pudo haber pasado?

Algunas de las experiencias comunes en la infancia de estas personas son:

  • Progenitores muy críticos y a la vez extremadamente exigentes, de forma que la persona aprende a hacer lo posible para evitar las críticas haciendo todo lo que se exigía.
  • Estándares y expectativas de comportamiento excesivamente altos para las aptitudes correspondientes a la edad del peque.
  • Miedo ante la posibilidad de que la otra persona sea hipercrítica con el comportamiento. No hace falta que se haga con palabras.
  • Hacer lo posible para evitar el posible enfado complaciendo las necesidades antes incluso de que sean expuestas.
  • Disculpas crónicas se haya cometido o no un error. Utilización de la disculpa como método de defensa.
  • Preocupación excesiva por fallar, miedo a cometer un error que puede causar ansiedad.
  • El amor está supeditado al comportamiento. Una mala acción conlleva la retirada de cariño.

Muchas personas que no han sido «bien» amadas en su infancia acaban siendo complacientes para evitar la confrontación que las asusta (estilo de apego evitativo) o para ponerse a cubierto, borrándose a sí mismas y a sus necesidades, para mantenerse fuera del punto de mira de progenitores con rasgos narcisistas, personas despectivas o combativas.

También pueden desarrollar un comportamiento típico de alguien que ha desarrollado un estilo de apego ansioso. Esta persona en realidad anhela la validación que le da una relación, pero también le aterra que la dejen. Una relación con alguien con este estilo de apego requiere un compromiso con los altibajos de vivir en una montaña rusa emocional.

¿Qué puedo hacer para evitar el people-pleasing?

No es saludable ni productivo ser una persona complaciente y pasiva en una relación porque se desconfía del conflicto. Por suerte es un comportamiento que se puede desaprender. Algunas de las claves para hacerlo son:

Rastrear las raíces del comportamiento en el presente:

Entender por qué actúas como lo haces es clave para el cambio; aunque la mejor manera de cambiar es trabajar con un profesional de la salud mental. Si eres una persona complaciente o tienes miedo al rechazo, la ayuda puede aumentar tu conciencia de por qué actúas como lo haces.

Ser consciente del presente:

La mayoría de las personas que actúan bajo el people-pleasing comparten una confusión total sobre lo que constituye un límite o una relación saludable. Responde a las siguientes preguntas (es mejor escribirlas que hacerlas en tu cabeza):

  • ¿Tengo miedo de hablar?
  • ¿Qué me impulsa a complacer?
  • ¿Es una necesidad de pertenencia o un miedo al rechazo?
  • ¿Qué es más fuerte: mi necesidad de conexión o mi miedo al rechazo?
  • ¿Por qué creo que es así?
  • ¿Cómo respondo cuando hay un desacuerdo o un conflicto?

Examina cuáles son tus primeras y más probables reacciones y cómo se conectan con tu experiencia infantil.

Utiliza Stop. Mira. Escucha.

He aprendido esta técnica en terapia y, como todo, lo que a mí me funciona puede no funcionarte a ti así que toma esto como una posible herramienta no como la panacea. A mí me sirve para ayudarme a ser consciente de mi reactividad.

Toma una pausa mental y hazte las siguientes preguntas:

  1. ¿Estoy reaccionando a algo en el presente o el momento ha desenterrado el pasado? (STOP)
  2. ¿Estoy viendo la situación con claridad o es mi reactividad la que conduce el coche que soy yo? (MIRA)
  3. ¿Estoy escuchando la intención que hay detrás de las palabras o son las propias palabras las que me provocan? (ESCUCHA)

Lo fundamental es recordar que, aunque sea difícil, lo que se aprendió en la infancia puede desaprenderse, y lo que se omitió entonces puede aprenderse ahora. Estamos configurados por experiencias vividas y faltantes que han creado quienes somos ahora pero eso no es inmutable, podemos aprender lo que no nos enseñaron por nosotras mismas.

La foto de la cabecera es de Ave Calvar Martinez y la descargué en Pexels


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