Es innegable que el higienismo nos trajo un aumento de la esperanza de vida.
New York en el s.XIX
De vivir apenas 30-40 años a principios del siglo XIX hemos pasado a vivir 80 en los albores del siglo XXI. Y todo fué a partir del descubrimiento de los patógenos, de cómo evitarlos a base de medidas higiénicas y de vacunas. Pero hemos llegado a extremos que se podrían tildar de ridiculos. Ahora cuando vas al supermercado y compras una bayeta es anti-bacterias. Si compras lavavajillas acaba con el 99% de los gérmenes. Y si hablamos de productos dedicados a los baños ya ni te digo. ¿Era realmente necesario ponerle un anti-bacteriano a la lejía?.
El sistema inmunitario necesita aprender. Eso es lo que hace durante la infancia y adolescencia del individuo. Se supone que su aprendizaje acaba durante la adolescencia. En ese tiempo se irá encontrando con gérmenes y alérgenos potenciales (sustancias que provocan alergia). Y deberá aprender lo que es peligroso y lo que no. Para ello el sistema inmune debe encontrarse con esas moléculas o patógenos. Un sitio privilegiado para ello es el intestino. Debemos ver al intestino como la gran puerta de entrada a nuestro cuerpo. Es allí donde nuestro sistema inmunitario se encontrará con estas sustancias, y tiene que decidir si las ataca porque son peligrosas o no lo hace porque no lo son. Entre esas moléculas están los alérgenos. Una alergia no es más que eso, es cuando sistema inmunitario decide que algo inocuo, no peligrosos, lo es y lo ataca desencadenando una reacción que puede incluso provocarnos la muerte: el choque anafiláctico.
¡Aquí hay cacahuete!
Pues bien, un nuevo estudio clínico es posible que pueda hacer replantear de manera global toda la estrategia seguida hasta ahora para evitar alergias. Una de las sustancias más alergénicas que existe es el cacahuete. Pues bien, hasta ahora a los padres se les ha indicado que no se les de cacahuete a los niños hasta que no tengan una cierta edad. Así se evitaría potencialmente la alergia a este producto.
En este estudio que ha durado cinco años se sugiere lo contrario. Escogieron a bebés con una alta susceptibilidad a alergias (o desarrollaban eccemas y/o tenían alergia al huevo). Los separaron en dos grupos y a uno de los grupos les dieron 6 g por semana de proteína de cacahuete (que es el causante de la alergia). Al otro grupo no le dieron cacahuete. Al cabo de cinco años les dieron una dosis de cacahuete a cada uno de los niños de los dos grupos. En el grupo al que habían expuesto al cacahuete, 2 de cada 100 niños presentaron alergia cacahuate. En el grupo al que no habían expuesto al cacahuete durante la infancia 14 de cada 100 niños presentaron alergia. Cierto es que el grupo niños a los cuales se les suministró proteína de cacahuete presentaron algunas complicaciones más, comparado con el otro grupo. Pero
El malvado señor cacahuete.
estas complicaciones no fueron serias. Los niños que estaban incluidos en grupo que evitó el cacahuete tenían niveles elevados de la inmunoglobulina específica para la alergia a este fruto seco (IgE). Lo que también es relevante es que se han obtenido resultados similares con el huevo y la proteína de vaca.
A la vista de estos resultados la Academia Americana de Pediatría ha decidido cambiar su respaldo a la práctica de evitar la ingesta de este fruto seco a los bebés.Y no sólo esto. Acaba de salir otro estudio en el que se demuestra que los niños que habitan en casas donde los platos se limpian en lavavajillas tiene más alergias que aquellos niños en cuyas casas se limpia los platos a mano.
Así que ahora con estos datos delante seamos conscientes de que un poco de “suciedad” o un cierto alérgeno en el momento adecuado nos puede ahorrar más de un disgusto en el futuro.
Referencias.
N Engl J Med. 2015 Feb 26;372(9):803-813.
Peanut allergies? For children, the best treatment may be peanuts.
Pediatrics. 2015 Feb 23. pii: peds.2014-2968.