Entrando el otoño, siempre recuerdo a Pepe, mi querido amigo Pepe microorganismo y su fiera lucha por protegernos del feo virus de la gripe, será porque llegada estas fechas, mis naricillas tienden a colorearse de rosa intenso, sea como sea, recuerda que dejé caer quePepe microorganismo tiene una vida muy azarosa dedicada por el día a cuidar mariposas y por la noche a cuidar lindas rosas con caras femeninas de una especie, difícil de encontrar y muy difícil de ver Y esto, se merece explicación, si o si.
Cuidar lindas rosas no permite generar estructura dramática voladora pero, tendrás que convenir conmigo que si las rosas tienen caras femeninas y son de algún tipo de especie difícil de encontrar y aún más difícil de ver la imaginación se dispara y tu hermosa perilla dibuja líneas móviles que sugieren diferentes direcciones a tomar para salir de la encrucijada donde nos hemos visto envueltos. Dos segundos, de reflexión una mirada rápida a tu bastón y salir corriendo o volando por la venta con el paraguas puesto para saltar al infinito mundo de las preguntas que crean posibilidades ¿Tendrán algo que ver esas increíbles rosas con la Isla de San Borondón? aquella que, si es buscada, nunca se encuentra y que, si no la buscas, te das con ella en toda la nariz. ¿Estarán esas bellas rosas escondidas en algún lugar recóndito del África tropical o debajo de alguna pirámide truncada en los alrededores de la selva amazónica? Si tienen esas lindas rosas caras femeninas ¿Estarán poseídas por algún ectoplasma de mujer o corresponderá, a un ectoplasma compuesto por el colectivo de microorganismos femeninos que lucha en defensa de la virginidad perdida que nuestro gran amigo Pepe, ha difuminado con sus hábitos de Don Juan? ¿Hay alguna conexión, no permitida a la mente creativa más afiebrada, entre las mariposas que por el día son cuidadas y esas escurridizas rosas?
Lo que si está claro, amigo mío que tu pluma de escritor viejo toma estado de prisas y que desesperada busca, quizá no rosas, pero si papeles en blanco donde tirar millas hasta dar con aquel famoso personaje de los cuentos que más te gusta contar en tardes soleadas, que son mecidas por el viento, mi querida amiga Carbonillas esa a la que localizar cuesta solo poner suelas nuevas a las botas de siete leguas en el zapatero remendón que ahora también remienda las esquinas del barrio donde queda enganchada tu perilla, cada vez que debemos tomar dirección para tomar el camino de la aventura.
Disfraz de Indiana y lupa en ristre pero yo elijo zapatillas de andar por casa, que de tacones y taconazos, la noche, llenó de ampollas piececitos que preferiría ahora tener de barro. No te preocupes de los pelos porque a quien encontremos por espacios tan escondidos, sin duda, tendrán la misma cara de curiosidad, que tú y yo ahora poseemos, y distraído además, también dibujará esa mirada perdida que encuentra piedras preciosas en los caminos que termina apartando porque vive poseído por el encuentro de la respuesta que da más vida que millones acumulados en paraísos fiscales, sea como sea, estos paraísos ni siquiera están perdidos, así que, que interés pueden despertar más allá que el de comprar un simple billetito de avión o un pasaje para ir por mar. Pero no, amigo, no .. tú y yo si que sabemos que aquello que mueve la ilusión está prendido en "peazo" de voluptosos movimientos que tirados hacia arriba, hacia abajo, hacia el centro, hacia sotavento miran la vida con aquella ternura que encuentra delicioso el trabajo de cuidar lindas rosas con caras femeninas de una especie, difícil de encontrar y muy difícil de ver.
De un salto mágico colgados del paraguas hasta la calle, tu perilla atada a la esquina que dobla hacia el centro, subiendo por la mitad y sin darnos, cuenta, ni aviones, ni barcos sino el encuentro de cara con Pepe microorganismo que venía bordeando gota de lluvia que cayó de golpe en mis pestañas. ¿Que tal Pepe? y Pepe, nos contó que mejorado de su lesión de espalda pillada dando de comer a una vaca, nos acompañaría al jardín de las lindas rosas con caras femeninas. Y ahora, mira hacia arriba y observa la longitud de esta entrada ¿Ves? esta será una aventura que terminaremos contándote pero, un poco más tarde.
Relámete mientras de gusto, casi gatuno, dibujando pasos por las preguntas realizadas o simplemente, hazte nuevas y de las viejas y nuevas crea otras aún más perfectas.