Escrita a 4 manos por Noemí Calabuig y Manuel Navarro seguro que te hará pasar un rato entretenido tratando de resolver todos los interrogantes del caso
Empezaremos yendo al grano. ¿De qué trata Pequeñas criaturas?
Navarro: Pequeñas criaturas es un whodunit, es decir, una novela cuya trama gira en torno a la investigación de un crimen, a la búsqueda de un criminal. En este caso, de un asesino. Un hombre aparece muerto mirando al mar, en una tumbona. Hemos intentado, sin embargo, que tenga mucho más: tramas secundarias, algo de humor y aventuras, personajes extraños…
Noemí: Se presta especial atención a los motivos que los sospechosos tenían para asesinar a la víctima. Y, en concreto, para hacerlo delante de un grupo de personas sin que ellas se den cuenta de que ese hombre que descansa en una tumbona del jardín mirando hacia el mar, en realidad está muerto. El carácter de los personajes y las relaciones que existen entre ellos cuentan más de una historia e intensifican el interés por la trama.
Una cosa que destacamos es que su novela está ambientada en España. Algo reseñable ahora que muchos autores jóvenes españoles deciden ambientar todas sus historias fuera de aquí y con personajes muy anglosajones. ¿Por qué Granada?
Noemí: Creo que el ambiente en el que se desarrolla la historia es tan esencial como la psicología de los personajes y la trama. Es una de las cosas que más perdura después de leer una novela. Puede que muchas veces no te acuerdes de los detalles; a veces, incluso, hasta te cuesta recordar quién era el asesino y por qué lo hizo, pero a menudo lo que te deja una huella significativa en la memoria es la atmósfera. En Todo lo que sé sobre novela negra, P. D. James asegura que su fuente de inspiración suele ser un lugar. Pues bien, a nosotros nos pasa igual. Un verano pasamos las vacaciones en un hotel de Almuñécar y sentimos que ese era el lugar adecuado para ubicar uno de esos asesinatos de ficción que tanto nos interesaban. El Cortijo de la luna, pues así es como se llama el hotel, está en lo alto de una montaña y para acceder a él solo solo hay una carreterita muy estrecha, empinada y llena de curvas. En el jardín hay una piscina y unas cuantas sombrillas y tumbonas orientadas al mar y al precipicio. Lo curioso era que no había ninguna valla o muro para impedir que alguien pudiera tropezar y caer desde el jardín del hotel. Esa era la razón por la cual se desaconsejaba la estancia de niños pequeños. Enseguida supimos que aquel era el lugar ideal para una novela policíaca y que el propio cortijo sería un personaje del libro.
Navarro: Respetamos mucho, no obstante, la opción de ambientar la novela en lugares distantes. Sobre todo en este género. Recordemos que su fundador, E. A. Poe, no sitúa los Crímenes de la Rue Morgue en Boston, su ciudad, sino en París, un lugar lejano para un estadounidense del siglo XIX, con todas las connotaciones que son de sobra conocidas. Esto es así porque Poe no quiere construir una narración realista, sino fantástica e intelectual. Esta es la línea que nos gusta, pero hemos considerado que se puede seguir también en ámbitos geográficos cercanos. Ambas opciones pueden ser acertadas. Hay muchos ejemplos.
También se debe destacar que en un género lleno de grandes inspectores hombres, ustedes apuestan por Cayetana Garcés. ¿Qué rasgos destacan de este personaje?
Navarro: Es una mujer fuerte, activa y con un sutil sentido del humor. Observadora, de mente científica y espíritu epicúreo.
Noemí: Cayetana se ha criado con sus tíos, pues sus padres fallecieron cuando aún era muy joven. De ellos, dos científicos ya jubilados, adquirió cierta actitud ante la vida que le permite estudiar a las personas sin la necesidad de emitir un juicio de valor. Por supuesto, posee una gran capacidad deductiva, pero destaca la fuerza de su imaginación. Una de sus peculiaridades es que a menudo se queda absorta hilvanando los detalles de la investigación, interpretando las imágenes y dotándolas de un significado más profundo. Para ello a veces los conecta con acontecimientos de su vida pasada.
A la hora de crear los personajes, muchos autores esconden elementos biográficos entre sus protagonistas. ¿Dónde buscan la inspiración a la hora de crear vuestros personajes?
Navarro: Los personajes nacen de la mente del escritor y, en ese sentido, forman parte de nosotros: de nuestras vivencias y fantasías particulares. También de nuestras obsesiones e inquietudes.
Noemí: En ese sentido, la vida real es una fuente de inspiración inagotable para la ficción, claro.
Una de las cosas que seguro querrán saber los lectores es cómo es eso de escribir una obra a cuatro manos.
Navarro: A nosotros la fórmula nos funciona. Estamos todo el día juntos. Paseamos mucho, damos largos paseos, y discutimos cada detalle de la obra. Luego funcionamos con borradores. Tras establecer de común acuerdo los pasos generales que vamos a seguir, vamos pasándonos borradores de cada capítulo o fragmento de capítulo, que el otro reelabora una y otra vez hasta que estamos satisfechos. Es laborioso, pero divertido.
Noemí: Puede parecer complicado ponerse de acuerdo y a veces lo es. Pero creo que es más difícil trabajar en solitario, porque no sabes si lo que estás haciendo merece la pena y es fácil que llegues a abandonarlo. Trabajando en pareja encuentras siempre un apoyo en el otro. Por un lado, es un juez objetivo: no va a dorarte la píldora, ya que tiene tanto interés como tú en que el objetivo sea óptimo. Y por otro, te ayuda a no desalentarte: cuando uno de los dos se pone pesimista u holgazán, el otro tira de él y lo sienta a trabajar.
En el caso de deseos contrarios sobre cómo debe seguir la trama, ¿cómo se desempata, por decirlo coloquialmente?
Navarro: Llegamos a un acuerdo siempre.
Noemí: No solemos echarlo a suertes. Discutimos hasta llegar a un acuerdo. Al no tratarse de política ni de fútbol, es posible incluso conseguir que el otro cambie de opinión.
Antes del confinamiento habéis hecho varias presentaciones en diferentes puntos de España. ¿Tenéis previsto retomar estas presentaciones cuando volvamos a la normalidad?
Navarro: Es difícil saber cómo va a ser eso de la “vuelta a la normalidad”. Pero sí, querríamos seguir presentando la novela, claro. De hecho, teníamos algunos eventos previstos que se han pospuesto.
Una de estas presentaciones se hizo en un pueblo de lo que se conoce como la España vaciada. Nos gustaría saber vuestra opinión sobre qué papel tiene la cultura en la recuperación de la vida en estas zonas.
Navarro: Nosotros vivimos en un pueblo pequeño de Teruel que se llama Olba. Es un pueblo que se ha repoblado en los últimos años con lo que se ha llamado “neorurales”, es decir, gente que no tiene sus raíces allí, la mayoría provenientes de ciudades, que han ido al pueblo huyendo del bullicio. La actividad cultural es mucho mayor de lo que se podría pensar: cineclub, teatro, una biblioteca muy activa… Se celebra, incluso, un festival de moda llamado “Olba a escena”, donde alumnos de diseño de todo el país exhiben sus creaciones. Todo esto es muy interesante. Le da vitalidad, diversidad y cohesión al entorno rural.
Noemí: Una de las rarezas de este pueblo es que está constituido por más de veinte aldeas, que aquí llamamos “barrios”. Cada uno, por supuesto, con sus peculiaridades. Eso hace que la escasa población esté muy disgregada. Puede que ello también influya en los habitantes de Olba, tan comprometidos en la tarea de dar vida al pueblo mediante un sinfín de actividades de lo más variadas que se publicitan de manera muy eficiente a través de grupos de WhatsApp.
Como hemos dicho, ya ha tenido la oportunidad de hablar con los lectores. ¿Qué le están comentando?
Navarro: La recepción, en general, ha sido buena. Estamos muy contentos por ello. Parece ser que, al menos, es una novela amena y de agradable lectura. Lo cual, en nuestra opinión, no es poco.
Noemí: Los más habituados a la lectura han hecho algunas observaciones halagadoras comparando la novela con Diez negritos o su estilo, con el de Eduardo Mendoza. Nos encantaría que tuvieran razón, por supuesto. La mayoría nos dicen que han pasado un buen rato y eso nos llena de ilusión.