Dentro de La Masía se forjan la mayoría de los talentos del futuro. La casa que crió a leyendas como Xavi y Messi no descansa, y nos permite seguir observando la importancia que tiene la formación de jugadores en la realidad de los equipos. Con toda una vida dentro de las inferiores blaugranas, Gerard Deulofeu sobresale como la próxima joya del mejor equipo del mundo.
La filosofía del Fútbol Club Barcelona no es fácil de asimilar, porque al margen de la complejidad que reviste su sistema de juego, el conjunto catalán trasciende el plano deportivo y adopta una formación que se rige desde lo cultural. La facilidad con la cual se asentaron en Primera jugadores como Sergio Busquets, Pedro y Thiago evidencia que el camino ideal para poder destacarse en el Barça es el más difícil, el que supone la evolución, el trabajo y el sacrificio desde juveniles. Para Deulofeu esto no representa un desafío complicado, debido a que viene descollando en las categorías infantiles hace casi una década. Dueño de un regate endiablado y una agilidad poco frecuente, este extremo es uno de los niños mimados de la cantera culé.
Si bien Lionel Messi es el modelo a seguir para cualquier niño del fútbol base azulgrana, por su juego Deulofeu -confeso admirador del argentino- se parece en muchísimos aspectos a una figura que vive constantemente a la sombra de La Pulga: Cristiano Ronaldo. Aunque utiliza menos su pierna izquierda para gambetear, el oriundo de Girona cuenta con una explosión partiendo de izquierda hacia el centro que rinde culto a la jugada característica de CR7. Al igual que el luso, por momentos abusa de la jugada individual, pero cuenta con la precisión y la astucia necesarias para asociarse como indica el paradigma blaugrana.
Como sucede habitualmente, un juvenil de su clase está presente en las agendas de los gigantes europeos. Por suerte para Rosell, y a diferencia de lo que sucedió con otros juveniles como Jon Toral y Héctor Bellerín, Deulofeu está comprometido con el Barcelona, y lo demuestra en cada declaración, expresando que su sueño es triunfar con el equipo que dirige Guardiola.
En la última pretemporada del campeón de Europa Deulofeu logró tener continuidad y mostró muchas de sus virtudes. Pep quedó maravillado por su explosión y su verticalidad, al mismo tiempo que abogó para que lo dejen crecer tranquilo, así logra desarrollar la capacidad de elegir el momento justo para intentar la gambeta. Deulofeu todavía está desarrollando su físico, otro aspecto clave para su irrupción en Primera. En las últimas temporadas dejó de ser un extremo flaco y desgarbado para transformarse en un delantero total, dueño de una forma imponente.
Con apenas 17 años parece haber logrado la madurez que todos esperaban de él: no se desespera por subir ya mismo al primer equipo, y dedica cada entrenamiento del filial a perfeccionar aspectos de su juego. Luis Enrique lo hizo debutar en el Barça B y ahora, bajo el mandato de Eusebio, Gerard espera paciente que le llegue la oportunidad de jugar junto a los mejores del planeta. Con el aporte de Thiago a la vista, y junto a otros canteranos que prometen como Cuenca, Rafinha y Sergi Roberto, Deulofeu continúa haciendo su propio camino, consciente de que trabajando de forma constante será compañero de Messi dentro de un par de meses.