Hace muchos años, cuando empezaba a hacer mis pinitos en la cocina y practicaba con recetas facilonas por eso de ir cogiendo práctica en la materia, me animé a preparar unas peras al vino tinto para mi familia. Recuerdo la ocasión como si fuera ayer y lo hago por dos razones.
La primera, porque aquella fue la primera vez que usaba vino tinto para cocinar un postre y me resultaba muy llamativa la cosa. En casa se cocinaba con vino, pero estaba reservado para platos salados de carnes, para salsas y poco más. El resultado me pareció sorprendente y me dejó loquita. Y la segunda, porque mi padre casi se atraganta al ver que había usado uno de sus mejores vinos para hacerlas.
Mi padre siempre ha sido muy aficionado al vino y tenía montada una pequeña bodega en el cuarto trastero. Poco a poco aumentaba su colección de vinos, comprando en una magnífica tienda de vinos que teníamos cerca de casa. Su bodega era un tesoro y que su hija bajara al trastero en busca de una botella para preparar unas peras al vino por el mero capricho de "practicar en la cocina" y eligiera una de sus mejores botellas le supo a cuerno quemado, pero como es un trozo de pan no dijo nada.
A mi todo aquello se me quedó grabado con fuego en la memoria y, a día de hoy, lo sigo recordando con mucho cariño. Es más, hace apenas unos días que vinieron a comer mis padres a casa y preparé de nuevo las peras al vino en homenaje a aquel día. Para la ocasión seleccioné en la tienda de vinos online de Bodegas Verum el vino tinto Roble, un vino excelente, bárbaro y de sabor inolvidable.
Preparación
La elaboración de las peras al vino tinto es muy sencilla, no tiene ciencia alguna ni requiere de ingredientes complicados o utensilios extraños. Es un postre de toda la vida por el que no pasan los años y que yo sigo adorando como el primer día. Para prepararlo podemos usar cualquier variedad de pera, aunque a mí me gusta la ercolini. Es una pera ligeramente más pequeña que el resto de variedades cuya carne prieta ayuda a que luzcan hermosas a la hora de llevarlas a la mesa.
Además de ocho peras ercolini, necesitaremos un buen vino tinto. A riesgo de que me llaméis cansina, hago nuevamente hincapié en la importancia de usar un buen producto para esta receta, pues será lo que marque la diferencia entre unas peras al vino tinto "comsí comsá" y unas peras al vino tinto "de muerte lenta", así que no escatiméis en esto.
Colocamos las peras, peladas y con un corte en la base que las ayude a mantenerse de pié, en una cacerola suficientemente grande para que quepan todas y suficientemente pequeña para que no sobre mucho espacio. Las cubrimos con vino tinto, añadimos una rama de canela y espolvoreamos con azúcar, ajustando la cantidad a nuestro gusto.
Cocinamos a fuego suave, con la cacerola tapada para que no se nos evapore el vino, durante 40-45 minutos o hasta que las peras estén blandas al pinchar con una brocheta. Retiramos de la cacerola y dejamos enfriar. Retiramos también la rama de canela y desechamos. Reducimos el vino tinto dejando que cueza a fuego medio hasta que espese y se forme un almíbar.
Degustación
Servimos las peras regadas con el almíbar de vino tinto, unos trocitos de avellana o almendra troceada y unas hojas de menta para aromatizar y decorar. También podemos acompañar de un poco de helado de vainilla, de nata montada o de chantilly. Disfrutamos de las peras al vino tinto como si no hubiera un mañana.