Revista Opinión

Perdió Trump: ¿Y ahora qué?

Publicado el 19 noviembre 2020 por Liberal

Desde que Trump ganó las elecciones en el 2016, se había convertido en un artículo casi de fe entre la “izquierda” y la “derecha” de que su presidencia no era una aberración o un desvío puntual debido a alguna gripe o malestar puntual, sino que era el inicio de un nuevo ordenamiento político. Algunos derechistas hablaban sobre el “consenso” muerto y aburrido y aplaudían este nuevo conservadurismo “nacionalista” populista.  A la derecha americana ya no le interesaba eso de la Constitución, ni el hamiltonianismo (defendido aquí  en este blog siempre). Su nuevo enfoque era — es — la “guerra cultural”, cambiar todo lo que se hacia hasta ahora en política exterior a favor de un criterio “nacionalista” (eso creen ellos), y en general acabar con todas las instituciones que conocemos. En la izquierda, mientras, hay una manada de jóvenes de clase media y media alta, universitarios en su mayoría y de raza blanca, que también cuestionan las ortodoxias liberales. La escoria se complementa entre sí: por un lado, está la masa que vota a Trump, donde hay gente decente ciertamente, pero en su mayoría comparten muchísimos rasgos y características con los votantes de Bernie Sanders: jóvenes dados a las conspiranoias, activistas, piensan que el “sistema” es muy corrupto y que los “trabajadores” han perdido mucho en los últimos 30 años. Ambos grupos dicen “odiar” las guerras en el exterior y que esas guerras son culpa de los “neocons”. Más o menos ese es el discurso actual entre ambos bandos. 

Sin embargo, la realidad es bastante diferente: Trump ganó la presidencia en el 2016 gracias a poco menos de 80.000 votos en solo 3 estados claves, y NO como una expresión auténtica del pueblo–recordemos que en el voto popular, Trump consiguió 3 millones menos que Hillary Clinton. Eso de que “nada volverá a ser igual” es una burda exageración si tenemos en cuenta los datos matemáticos. Más importante que todo esto es darse cuenta que las ideologías políticas no son el resultado de fuerzas históricas incuestionables o imparables. El ser humano común no da para tanto. Las ideologías son fruto de tener un liderazgo intelectual preparado y ser un experto de la política. El Juanito Perez del montón no tiene ni puñetera idea de la diferencia entre el hamiltonianismo federalista o el conservadurismo paleocon. Ese mismo Juanito Pérez que ayer votó a Trump puede mañana vacilar y votar a Biden perfectamente si se le acondiciona culturalmente, mentalmente, para tal fin. No le déis tanto mérito al “pueblo”, porque no lo tiene. Si mañana los liberales en el Partido Republicano lo quisieran, en poco tiempo nadie se acordaría de Trump. No sería la primera vez que un partido hace “desaparecer” a un personaje tóxico si necesita ganar elecciones y poder. Si todos nos ponemos de acuerdo, mañana mismo podríamos destruír a Trump. La destrucción de Trump solo dependerá de los que componen la élite del Partido Republicano y el movimiento conservador. Lo digo como persona que ha sido miembro del Partido Republicano. 

El 2 de noviembre en USA (3 de noviembre horario español) dije que Trump probablemente perdería las elecciones. Ahora el Partido Republicano tiene una oportunidad parecida a la que tuvo el Partido Laborista del Reino Unido después de haber sido brutalmente derrotados en las elecciones del año pasado. El radicalismo venenoso de Jeremy Corbyn no desapareció con el liderazo de Starmer, pero sí ahora ha sido relegado a los extremos del partido y son vistos como un grupo de pirados o pirómanos, según preguntes. 

Trump fue rechazado en las urnas y a los que nos interesa el futuro del liberalismo, de un liberalismo fuerte, viable con estados fuertes e instituciones que se den a respetar, hace falta hacer lo mismo con el “trumpismo” (si es que se le puede llamar a “eso” una ideología). Los trumpistas deben ser enterrados, como hicimos con el “Tea Party” hace años. Deben ser enterrados junto con su estílo político tan burdo y sus conspiranoias y, sí, su populismo. Se me ocurren 5 ideas para los siguientes pasos a seguir.  Aquí van:

1. Limpieza: Identificación de los fusionistas alocados

Quiero que se recupere la importancia de ser absolutamente riguroso con las finanzas, un mercado libre pero reguladísimo, y, el liderazgo occidental en el mundo…eso sí, ajustado a las realidades del siglo XXI. 

Pero tal y como dije en este mismo blog hace años, y sigo manteniendo, el liberalismo no puede estar obsesionado exclusivamente con “los impuestos” o el “tamaño del estao”. Hace falta tener un estado del bienestar muy fuerte y una infraestructura financiada por el estado.  Como dije hace años en Londres en una conferencia que participé, al preguntarme un joven que por qué siendo liberal apoyo más autobuses, le contesté: “Workers need to be transported, don’t they¨? Muchos críticos populistas en aquél entonces (año 2005) me tacharon de cínico al decir eso, incluso de descarado, pero es la pura realidad. Esa fue la misma conferencia en la que un grupo de jóvenes ingleses me dijeron que “siempre estoy apoyando bombardear países como Irak” y yo les recordé “didn’t you guys bomb the hell out of Dresden?” Qué graciosetes son algunos individuos que no conocen su propia historia ni por qué son poderosos. Ningún país llega al poder siendo “majo” y tomándose el té y las galletas como abuelitas. 

Ojo, yo no apoyo guerras indiscriminadas, pero sí hace falta más músculo de lo que hemos visto en los últimos 4 años del aislacionismo de Trump. El cambio climático tampoco es un “hoax” como dicen sus seguidores y necesita políticas muy inteligentes, compatibles con la prosperidad económica de nuestros países e intereses. 

Tenemos que volver a recuperar la cordura en materia migratoria, tráfico de drogas y armas. A mí no me van las tartas medio hechas y mucho menos una tarta de nacionalismo populista barato. Estoy cansándome, y mucho, de los alocados desenfrenados una vez más metidos donde nadie les llama. 

2) “Hay que darle caña a los progres”. Ehh, no. La política sí importa, no los “reality shows” y debates absurdos. 

¿Qué ley o política real ha conseguido el Partido Republicano en los últimos 4 años más allá de una reforma fiscal totalmente irresponsable que saldrá tremendamente cara e insostenible? Ni siquiera los jueces nombrados por ellos, los conservadores, han dado luz verde a todo lo de Trump. Es más, yo diría que los jueces conservadores han bloqueado casi todos los gestos de Trump. Ahora toda la energía del partido se centra en las luchas culturales, poniendo “memes” en Twitter. Tantas son las payasadas que tiene razón el escritor Bruno Maçaes en su  interesantísimo libro de que la vida política en América se ha permutado de la realidad hacia la ficción o el entretenimiento. 

Mientras tanto, en la izquierda existe el “woke-ism”, con su énfasis en los símbolos, palabras “ofensivas”, en lo que podemos decir o no, en qué es racismo o no racista, etc. El país se ha dado cuenta que todo parece un show y hay un divorcio de la realidad. El hecho de que Trump haya perdido al candidato más aburrido, convencional y sin inspiración alguna en décadas debe darnos un fuerte toque de atención que la gente se está cansando del espectáculo barato. Ohh, va a resultar que eso de “darle caña” a los progres en Twitter y el tribalismo populista es un callejón sin salida. 

3) Los niños tienen que dormir. Ahora nos toca a los adultos

No, tranquilos. América no está a punto de descender hacia un infierno totalitario progre comunista con Biden. Ni ahora en el 2020 ni en el 2024. Gracias al genio de Alexander Hamilton, el estado americano ha sobrevivido 4 años de Trump y está casi igual que hace siglos en sus instituciones. La estructura federalista hamiltoniana del estado americano es altamente compleja. Os recomiendo este enlace donde lo explican bastante bien. El estado americano NO será jamás centralista ni autoritario como sí puede ocurrir en Europa. Ya lo hemos visto en países como España, o ya en sitios mucho más exóticos como Filipinas. Tampoco sería posible en USA un Viktor Orban, porque es imposible en un estado federal hamiltoniano como este. 

Ciertamente, el país culturalmente ahora está irreconocible y las guerras culturales son la orden del día.  Ahora bien, son muchísimos más los demócratas progresistas que NO SON “woke” en comparación con los radicales indeseables como ALEXANDRA OCASIO CORTEZ. Los adultos liberales tenemos que estrechar la mano hacia esos demócratas responsables y no provocar más conflicto moralista absurdo. Es absolutamente importante crear unas condiciones de seguridad nacional para evitar que gente como Ocasio Cortez y demás ralea lleguen lejos. Una idea que tengo en mente es equipararles con el Ku Klux Klan, en cuanto a lo indeseable que son para el país. De esa manera, estarían vetados de todos los ámbitos sociales y sólo serían lo que realmente son: una minoría de pirados pastilleros con fuertes síntomas depresivos y disfunción sexual en Twitter y otros foros. La extrema derecha miliciana tiene al típico varón jóven de raza blanca armado que entra a colegios y dispara indiscriminadamente contra “todo lo del gobierno federal”. Pues bien, la izquierda tiene también su grupo de irresponsables anárquicos. Estos no pegan tiros — estos son más bien de actos vandálicos indiscriminados. Tengo toda la confianza, lo digo en serio, que con Biden la seguridad va a ser impresionante contra esa calaña. Biden parece un abuelito, pero no es ningún blandito. Al capital americano NO le conviene para nada tener disturbios indefinidos en Portland y Seattle. El capital americano muy pronto se encargará de hacer desaparecer a esa gentecilla, cuando no infiltrarla directamente. 

4. Política exterior más como antes de Trump

Es cierto que hay muchísimas personas que opinan que EEUU debe aliarse con “sus intereses” y no con sus “aliados” necesariamente. Por ejemplo, si a EEUU le conviene trabajar con Corea del Norte, que así sea. En principio, yo no soy muy dado al moralismo barato en política exterior, pero precisamente durante décadas, la fuerza y el poder de EEUU provenía de sus principios morales. Recuerdo como Thatcher decía que los únicos pueblos del mundo que cumplían letra a letra sus tratados eran los pueblos anglosajones, es decir, el mundo de habla inglesa liderado por USA. No es menos cierto ahora. Si EEUU empieza a romper esa tradición, se verá debilitado gravemente donde realmente importa: en los centros de poder occidentales. Aunque no tiene necesariamente nada de malo llegar a un acuerdo con un “dictador” si así le conviene al estado, despreciar y burlarte de tus verdaderos amigos es destructivo. EEUU jamás tendrá amigos en el mundo más que los aliados democráticos europeos occidentales.  La historia une a USA con Europa. USA es la hija de europeos, en este caso de ingleses, y no se puede ignorar ese vínculo real. 

5) Cuidadito con la inmigración masiva

Yo soy racionalista y no voy a entrar en la demagogia de decir que la inmigración ha hecho daño a los trabajadores nacionales porque no es cierto realmente. Por mucho que se diga, el trabajador occidental blanco joven suele ser vago y no quiere, repito, NO QUIERE hacer determinados trabajos por mucho que se les pague. En USA, sin ir más lejos, hay un déficit de camioneros porque los “millennials”, todos o casi todos con título universitario, no quieren esos trabajos de “macho duro” y los jóvenes sin cualificación prefieren cobrar bastante menos trabajando en un Starbucks porque muchos ni siquiera tienen una familia a la que dar de comer. Entonces, la inmigración llena esos huecos que son imprescindibles para que un país funcione. ¿Se imaginan ustedes el caos si no hay trabajadores suficientes? 

Luego algunos me dicen que SÍ los hay, pero que los empresarios solo quieren pagar miserias. Es cierto en muchos casos, pero NO EN TODOS. Incluso, se está dando el fenómeno que los empresarios están desesperados buscando cajeros de supermercado pero no los consiguen y tienen que pagarle más dinero a los que ya tienen. En consecuencia, el precio de los productos aumenta al consumidor. Lo cierto es que para cubrir esos puestos, los blancos occidentales tendrían que ponerse a parir hijos en masa y eso NO va a ocurrir ni es deseable tampoco en un mundo SUPERPOBLADO con una catástrofe climática que se avecina. 

Eso no significa puertas abiertas al inmigrante ilegal. Ningún liberal defensor del estado progresista puede defender la llegada masiva de inmigrantes ilegales. Las deportaciones de inmigrantes ilegales debe ser una realidad así como la total seguridad de las fronteras. Los inmigrantes que ya lleven muchísimos años en USA pero siguen siendo ilegales deben ser legalizados SIN SER NACIONALIZADOS y deben pagar multas por todos esos años. Ese es el único camino de legalización aceptable. Pero, todo inmigrante ilegal con antecedentes penales debe ser deportado también y se deben endurecer los requisitos de la reagrupación familiar (como ya hizo la nada sospechosa de ser “fascista racista” la ultraprogre CANADÁ). Todo el mundo critica a Trump, pero Canadá es bastante más dura con los inmigrantes ilegales y no comparten una frontera con un país inestable y tan pobre como México. 

¿Quieres pagar 20 dólares por un simple producto de comida basura? La falta de trabajadores provocará eso. EEUU es una población envejecida. Es también cierto que la inmigración masiva provoca ansiedad, inseguridad ciudadana y malas relaciones entre las razas. Por eso hay que deportar a los ilegales donde sea posible, endurecer los requisitos en materia penal pero a la vez ser más flexibles en otras cuestiones. Pero, de ninguna manera podemos entrar en el error NADA LIBERAL de convertirnos en ideólogos a favor de cadenas perpetuas, puentes levadizos permanentes, o atacar la OMC y el GATT.  Si el Partido Republicano sigue empecinado en su nacionalismo miope y torpe, debería perder mucho más que las próximas elecciones claves al Senado. 

Conclusiones:

Señores, ha sido un año horrible, annus horribilis. Mucha gente sabe que es mucho más fácil hacer promesas antes que mantenerlas, mucho mejor sonar optimista antes que conseguir resultados reales. De hecho, mirando más el panorama político en USA, acabo de recordar una cancioneta que fue popular en una revista conservadora allá por el año 2000, época en la cual yo era un buen mozo y mucho más activo en el Partido Republicano americano: 

“Le enseñaron lo que no se podía hacer,

Y con una sonrisa lo intentó hacer enseguida,

Intentó hacer aquello que no se podía hacer,

Y se enteró que no lo pudo hacer”. 

Señores, la labor de un estadista real es difícil incluso en tiempos de paz. Ser estadista, ser líder real, exige determinación, proeza y también, cómo no, bastante suerte. Pero también es necesario tener un sentido de la dirección en la que quieres conducir la patria. Es precisamente cuando las estructuras antiguas y suposiciones se desmoronan que necesitas ser un líder real y con principios. 

Algunos me acusan de ser “nostálgico” por la época de la guerra fría y el mundo bipolar. No, no siento ninguna “nostalgia” hacia aquél mundo. No me hace falta como liberal. ¿Por qué ibamos a sentir nostalgia los liberales para aquella época cuando en realidad GANAMOS la guerra fría? 

Lo que debemos hacer ahora es aplicar a los peligros del presente las lecciones del pasado. 

Nuestra misión como liberales progresistas debe ser la siguiente:

A) Defender nuestras naciones contra las amenazas del presente y del futuro. Eso significa una lucha antiterrorista recuperada y más fuerte que nunca. 

B) En segundo lugar, tenemos que mantener nuestra capacidad militar y alianzas en mejor estado, incluso más poderosos si cabe. 

C) No podemos JAMÁS dejar de proyectar nuestros valores e instituciones que los fortalecen en cualquier rincón del mundo. A mí me gustaría ver mucha más presencia española en las Américas — por ejemplo, el proyecto de Telefónica en México me pareció bastante acertado. Las alianzas comerciales con Cuba deben seguir siendo de las mejores del mundo y que España siga siendo un ejemplo loable para los cubanos. Y, por supuesto, utilizar el papel negociador que tiene España para seguir negociando un freno a la inmigración con la ayuda de Marruecos. Mientras que en USA Trump habló mucho sobre el muro en la frontera mexicana, hace años el gobierno de Zapatero llegó a unos acuerdos importantísimos en España para poder expulsar con facilidad a los inmigrantes ilegales que cruzaban el estrecho.  Fue un acuerdo con efectos reales, tangibles. No ignoremos que Zapatero, lo digo como anécdota, fue partidario de expulsar a los ilegales a pesar de que su ley de extranjería fue bastante chapucera. 

Por último, lo más importante ahora es recuperar las instituciones, encarcelar a los que cometieron sabotaje contra la transición de poder en USA, y castigar de manera ejemplar a todo el que disienta de la orden liberal progresista porque en el fondo, son los que disienten de la democracia real y eso es intolerable si queremos mantener nuestra prosperidad. 

ó

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