Dos especímenes femeninos de mediana edad te escrutan desde el otro lado de la Caja. Se nota la incertidumbre en su mirada. El miedo. Tienen que hacer una pregunta y no se atreven. Por fin, tras un buen rato de deliveración, la más osada se lanza al ruedo:-Disculpe, ¿tienen baño?-No, lo siento- contestas con un tono de disculpa que intenta transmitir cierta empatía urinaria.
Es entonces cuando el segundo espécimen, que se ha mantenido en la sombra hasta el momento, decide pasar a la acción. Con un gesto autoritario, retira a un segundo plano a su (al menos hasta el momento de hacer la pregunta) amiga, y le dice que no se ha sabido explicar bien, que la deje a ella:-Perdone, ¿hay servicios?-No, lo siento, de eso tampoco tenemos.