Revista Psicología

Perfeccionismo (Segunda Parte)

Por Centro Psiconet

En el pasado blog, se explicó qué era el perfeccionismo, las causas por las cuáles se originaba y las consecuencias sociales, familiares, laborales, emocionales y físicas que podían existir.

Hoy hablaremos de cómo se puede hacer ante el perfeccionismo para que la calidad de vida aumente y para que la persona que lo sufre pueda disminuir todas las consecuencias que surgen de él.

Por ello, se recomienda:

  1. Aprender a gestionar la ansiedad. Podemos conseguirlo mediante el uso de diferentes técnicas de relajación que nos ayuden a calmar y aliviar el malestar que surge del perfeccionismo.
  2. Aumentar la autoestima. Para superar el perfeccionismo, es fundamental, aprender a aceptarse a sí mismo, con lo bueno y con lo malo, asumiendo que nadie es perfecto. Para ello:
  • Evitar ser tan autocrítico, es decir, no valorarse por lo que se logra y lo que se hace, sino por lo que se es.
  • No definirse basándose solo en los fracasos o en los aspectos negativos.
  • Eliminar creencias irracionales como que “la perfección es posible”, “lo que valgo se define por mis logros”, “los errores son inconcebibles”, “si no soy perfecto no me van a querer”…
  1. Asumir que se tiene derecho a equivocarse. Quitar tanta atención a los errores y centrase en lo que se hace bien. Empezar a contemplar los errores como una oportunidad de aprender y crecer y no como una etiqueta personal.
  2. No ser tan rígidos e intentar ser más flexibles. Abrir el pensamiento para no quedarse con la primera idea que tengo. De este modo, se conseguirá no sobregeneralizar, no hablar en términos de todo-nada, no autoetiquetarse…
  3. Hablar en lenguaje positivo. Muchas personas perfeccionistas, emplean palabras como “pero”, “es que”… haciendo referencia constantemente a los detalles que faltan en cada situación. Hablando en positivo o incluso cambiando el orden de las frases, se pueden lograr cambios que aumenten la satisfacción personal. Por ejemplo, cambiar el orden de la frase “la casa está limpia, pero algo desordenada” por “la casa está algo desordenada, pero está limpia” resalta lo positivo de una misma situación.
  4. Establecer objetivos realistas. Pues muchas veces, las metas que se establecen son muy difíciles de alcanzar y, por lo tanto, la sensación de fracaso es mucho mayor. El establecer objetivos alcanzables promueve que se consigan cumplir y lograr un bienestar personal.
  5. Poner límites al tiempo que se emplea para cumplir los objetivos. Como decía en el punto anterior, hay objetivos mal planteados que nos pueden conllevar un esfuerzo excesivo, con pocas garantías de conseguir resultados positivos. Ponerse límites, puede equilibrar el esfuerzo con la dificultad, y no percibirlos con tanta angustia. Además, el ponerse límites permite el descanso, el ocio, el tiempo en familia, etc.
  6. Evitar excesivas comprobaciones. Las personas perfeccionistas constantemente comprueban que todo esté en orden. Limitar las comprobaciones bajará la exigencia personal y, por tanto, se controlará la actitud perfeccionista.
  7. Aprender a delegar tareas. Dejar y confiar en los demás partes del trabajo, sin cargarte con todo y dando oportunidades a los demás.

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